Albright desbloquea el proceso de paz de Oriente Próximo y convoca otra cumbre en Washington
Lo más difícil se ha conseguido. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, acordaron ayer descongelar el proceso de paz, bloqueado desde hace 19 meses, en una cumbre que se celebrará en Washington a partir del próximo día 15, bajo los auspicios del presidente de EEUU, Bill Clinton. El pacto, suscrito tras dos días de negociaciones en presencia de la secretaria de Estado norteamericana, fue anunciado ayer por la propia Madeleine Albright al término de una reunión conjunta que duró cuatro horas.
En la localidad de Erez, en la frontera entre Israel y Gaza, Madeleine Albright comunicó eufórica el resultado de dos días de conversaciones incesantes y manifestó que "nuestras entrevistas han sido mucho más largas y cordiales de lo que habíamos previsto". Las conversaciones tuvieron como escenario Jerusalén, Jericó y, finalmente, Erez, y tenían como principal objetivo convencer a los dos líderes políticos de la necesidad de reactivar el proceso de paz y sentarse de nuevo en la mesa de negociaciones.Hasta el momento no se sabe la duración de la cumbre, ya que se intentará resolver "un número considerable de problemas", según aseguró la propia Albrigth. Tampoco se conoce con exactitud los asuntos que se abordarán en la reunión. Netanyahu y Arafat se han comprometido a discutir en Washington todas las cuestiones pendientes. Para empezar, hablarán sobre la retirada militar israelí de Cisjordania, la creación de un polígono industrial en Gaza, la apertura del aeropuerto y del puerto de esta misma ciudad palestina, así como de la lucha contra los movimientos integristas radicales, que para el jefe del Gobierno israelí constituyen la primera amenaza a su país, pero no se descarta que en esta cita se aborden otras cuestiones.
"Lo que vamos a hacer en Washington es intentar resolver los asuntos pendientes y dar un impulso a las negociaciones del estatuto final", agregó lacónicamente la secretaria de Estado. Netanyahu se mostró mucho más explícito y añadió que "aun partiendo de un acuerdo modesto", en la capital estadounidense podría resolverse el repliegue militar de Cisjordania, pero también otros temas más arduos, tales como el futuro estatuto de los territorios autónomos, lo que frenaría la decisión de Arafat de declarar el Estado de Palestina el 4 de mayo de 1999.
La secretaria de Estado recalcó ayer la irrupción en las relaciones bilaterales de israelíes y palestinos de un "nuevo espíritu", con el que parece abrirse una puerta a la esperanza, aunque Albright, al mismo tiempo recalcó ser realista, y en un tono irónico añadió: "No he nacido ayer y sé que queda aún mucho por hacer", como si no descartara, que pudiera surgir algún tipo de sorpresa.
Primera visita
El nuevo espíritu al que hizo referencia la secretaria de Estado se había puesto de manifiesto a media mañana, cuando inesperadamente el primer ministro israelí tomó una decisión histórica: cruzar la frontera palestina y pisar Gaza (aunque sea sólo la frontera), para convertirse así en el primer jefe de Gobierno israelí que pisa la zona.Pero a pesar de los acuerdos, tanto palestinos como israelíes no pueden esconder que están sobre un polvorín. Los pactos firmados ayer entre Netanyahu y Arafat no han logrado aún disipar las tensiones acumuladas durante estos últimos meses. Ayer, un numeroso grupo de extremistas religiosos judíos trató de ocupar la Explanada de las Mezquitas, en la ciudadela histórica de Jerusalén, invadiendo territorio musulmán, con la intención de poner la primera piedra de la sinagoga que tratan de edificar desde hace tiempo. La amenaza de la violencia estaba también presente en la zona palestina. El movimiento Fatah, la principal formación política que apoya a Yasir Arafat, convocó para hoy a los 120.000 habitantes de Hebrón a participar en una huelga general y a enfrentarse con el Ejército israelí.
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