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"El FMI es como el rey Midas, pero al revés"

El plan anunciado por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, para facilitar ayudas financieras de emergencia a los países en crisis, tiene su talón de Aquiles en el Congreso, que mantiene bloqueada la aportación de 18.000 millones de dólares (2,5 billones de pesetas) al capital del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin el voto favorable de la Cámara de Representantes, Clinton tiene las manos atadas para cualquier plan de financiación internacional. Un buen ejemplo de hasta donde puede llegar el enfrentamiento entre el Congreso y la presidencia fue el despido temporal de la mayoría de los funcionarios del Estado en 1997 cuando al no alcanzarse un acuerdo sobre el Presupuesto, el Congreso congeló los fondos para el pago de las nóminas. Los representantes de la mayoría republicana del Congreso respondieron inmediatamente a la exigencia de Clinton de que aprobaran la liberación de los fondos. El líder de la mayoría republicana en la Cámara, Richard K. Armey, acusó al FMI de "tener el toque de Midas, pero al revés, virtualmente cada país al que intenta ayudar ha acabado peor tras la experiencia", en referencia a las recientes crisis en Asia y Rusia.

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Bloqueo republicano

Los republicanos llevan más de un año bloqueando la financiación, a pesar de que una amplia mayoría del Senado ya la aprobó, y han llegado a condicionar su visto bueno a la prohibición de que las ayudas del FMI se dirijan, por ejemplo, a países que practiquen el aborto, algo que Clinton rechazó. Ahora su propuesta es que la aportación se condicione a la reforma del FMI y del Banco Mundial. En el fondo subyace una profunda actitud aislacionista, que pretende proteger Estados Unidos absteniéndose de intervenir en los asuntos del mundo.Paradójicamente, el FMI es acusado desde todas las partes del mundo de ser un fiel servidor de Washington. Además de ser el primer accionista del FMI, con un derecho de voto del 17,5%, y de que su máximo responsable es un europeo, el ex gobernador del Banco de Francia, Michel Camdessus, la esencia de su política coincide con la del Departamento del Tesoro de EE UU, dirigido por Robert Rubin y su adjunto Lawrence Summers. Rubin, un ex banquero de Wall Street, y franco partidario de la libertad de movimientos de los capitales que gestionan sus antiguos colegas, ha sido el gran impulsor de la política de globalización y liberalización financiera que han impulsado al unísono EE UU y el FMI y que ahora ésta en cuestión.

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