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La huelga

JULIO SEOANE En enero pasado les contaba que un amigo griposo tuvo una explosión de nacionalismo místico, posiblemente justificado por su estado febril, aunque empiezo a creer que no estaba tan desencaminado, que tiene algo de visionario. Por eso me impresionó que el otro día, hablando de la red, afirmara con un tono muy concluyente: todo lo que existe está en Internet y, si no está en Internet, es que no existe. La afirmación me pareció entonces exagerada, pero al menos me ayuda a entender mejor la presión social existente por un acceso libre y gratuito a la utilización de la red. Y esto viene a cuento porque hoy se estará produciendo una huelga en Internet, en defensa de una tarifa plana para acceder a la red. Telefónica está cobrando con criterios muy clásicos, al peso, la información digital que utilizamos. Pero lo importante ahora es entender que una huelga en Internet no es una huelga cualquiera. No significa solamente, como antes, que una fábrica se cierre, o que no podamos viajar en metro, o que nos quedemos sin ver la televisión. La huelga en Internet implica que nos quedamos momentáneamente sin realidad, al menos sin realidad virtual, que es la única que compartimos actualmente sin grandes conflictos personales. Durante cierto tiempo, nuestros ordenadores estarán aislados, mudos, desconectados. Podremos rebuscar dentro de ellos en busca de alguna página web archivada, pero poco más; tendremos que recurrir a la memoria como jubilados temporales de una realidad que ya no está viva. Por supuesto que habrá esquiroles, pero pronto se darán cuenta que Internet no es Telefónica, ni las máquinas, ni los cables. Internet sólo existe cuando participamos muchos, y cuantos más estamos más vida tiene Internet, que crece, se desarrolla y cambia, de un momento a otro, en función de nuestras exigencias y colaboraciones. Todo lo que existe está en Internet y por eso es tan amplio el apoyo a la huelga; grupos, asociaciones, usuarios, empresas, quieren demostrar su existencia. El presidente de la Comisión Internet del Senado, Esteban González, manifiesta también su adhesión a la exigencia de una tarifa plana y barata, que compara con la eterna lucha por la libertad y la igualdad. Y no sólo es cierto sino que además, en este caso, está en juego el acceso a la realidad y a su construcción compartida por todos. Hoy más que nunca y con mayor precisión, los excluidos, los marginados de esta actividad serán auténticos enajenados de la realidad. Por eso esta huelga va más allá de unos precios y unas tarifas, que ya están prácticamente conseguidos en el ambiente social y político. El objetivo real es conseguir que todos puedan tener acceso a la red, que no exista escuela, biblioteca, administración, hospital, comercio, particular o asociación que tenga dificultades para participar. Merece la pena luchar por eso. Acabo de teclear el nombre de mi amigo en los motores de búsqueda de la red, para intentar localizar su dirección, una página personal o, al menos, un proyecto en el que esté incluido. Nada. Desconocido en la red. Una de dos; o mi amigo no existe o su teoría es falsa. Pero no, la huelga de hoy me hace pensar en otra posibilidad; es un marginado, un excluido de Internet, por eso yo también estoy en huelga.

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