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Aciaga despedida de soltero

La comitiva festiva de la despedida de soltero de Enric Tarrés, hijo de la diputada de Convergència i Unió (CiU) Trinitat Neras, recorría los últimos locales abiertos de Lloret de Mar en la madrugada del 8 de junio de 1997 cuando tuvo su aciago encuentro con una patrulla de los Mossos d"Esquadra. La discusión derivó en un aparatoso enfrentamiento a raíz del cual Tarrés y su amigo Enric Carmen acabaron la fiesta en la comisaría de Blanes, acusados de sendos delitos de atentado a la autoridad. Las versiones de los Mossos d"Esquadra y de los noctámbulos, dadas en el juicio celebrado anteayer en Girona, son antagónicas. El fiscal pide para ellos un año y un mes de cárcel. La defensa, la absolución. De acuerdo con la versión del acusado, el grupo, de unas 25 personas, acababa de cruzar un paso de cebra en el momento en que un mosso les increpó, en lengua castellana, y les empujó para que no obstruyeran el tráfico. Tarrés admite que le recriminó su actitud y le pidió que le hablara en catalán, pero niega que salieran de su boca las frases que constan en el informe de la policía autonómica: "Eres un charnego de mierda. No mereces vestir el uniforme que llevas. ¿No has ido a la escuela?". El acusado y los compañeros que ayer declararon coinciden en que Tarrés fue agredido y golpeado con saña por los mossos con porras, puños y pies, y mantienen que en ningún momento le dieron oportunidad de defenderse, y mucho menos de propinar el codazo que un cabo de los Mossos d"Esquadra asegura que recibió en el pómulo. "Aquí manda Convèrgencia" Tarrés niega también haber proferido otros insultos que constan en el atestado policial; por ejemplo: "Sois unos perros. Aquí manda Convergència", aunque sí admite que tenía idealizado al cuerpo policial catalán y que este incidente le ha causado un profundo desengaño. Igual que el hecho de que el cabo que, según Tarrés, le pateó tenga el cinismo de negarlo. El otro acusado, Carmen, abonó la explicación de Tarrés y negó que su detención viniera motivada por las amenazas que aparecen en el atestado, según el cual gritó a los mossos que deberían llevar la bandera española en el hombro, como los picoletos, y que estarían mejor muertos. A tenor de su versión, uno de los mossos pasó la consigna de lincharlos y los agentes la emprendieron a golpes con ellos. Uno de los cinco mossos que participaron en el servicio admitió que se dirigió al grupo, que obstruía la circulación, de buenas maneras y sin empujones, y que fueron ellos quienes, agresivos y excitados, empezaron a increparlo e insultarlo por utilizar el castellano. "Me sentí ofendido personalmente, pero soy agente de policía y estoy acostumbrado a que la gente me pierda la educación", añadió. En su opinión, las lesiones leves que sufrió Tarrés son fruto de su resistencia a la detención. De la declaración de los agentes se desprende que miembros del grupo invocaron a menudo el nombre y el cargo de la madre de éste -uno de ellos lo admitió ayer abiertamente- gritando a los mossos que no sabían con quién se la jugaban, que su madre era diputada de Convergència y que acabarían todos en la cárcel. Rizando el rizo, un testigo aseguró que un mosso respondió: "Pues yo soy de Fuerza Nueva". El abogado defensor de Tarrés negó tajantemente que los jóvenes estuvieran borrachos y aseguró que resulta muy sospechoso que los mossos declaren constantemente atentados a la autoridad. Un policía local dijo que el enfrentamiento causó notable expectación y congregó a más de 300 personas en la zona de bares nocturnos de la Riera de Lloret de Mar, un enclave que fue definido por el fiscal como "un caldo de cultivo de delitos de atentado a la autoridad".

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