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Las últimas matanzas serbias en Kosovo aceleran los preparativos de una intervención militar

Las dos últimas matanzas serbias en Kosovo -la segunda, conocida ayer- han colmado la paciencia de la comunidad internacional. El Reino Unido ha solicitado, junto a EEUU, una reunión urgente para hoy del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Washington y la OTAN han pedido al Tribunal Penal Internacional de La Haya el envío inmediato de una misión de forenses para determinar el origen de los asesinatos. Si se comprobara que los autores son policías serbios, la ONU tendría la excusa legal para permitir una acción militar de envergadura de la Alianza Atlántica.

Son dos matanzas diferentes. En la de Gornje Obrinje murieron 16 hombres, mujeres y niños degollados con saña. La segunda, también en la región de Drenica, se conoció ayer. Un joven superviviente del ataque que costó la vida a 14 de sus vecinos asegura que la población huyó asustada hacia los bosques ante las noticias de la llegada de fuerzas serbias. El joven sostiene que éstas iban fuertemente armadas y que vestían uniformes de la policía y del Ejército. "Nos encontraron con facilidad. Nos ordenaron salir. Separaron a los hombres del resto. Nos pidieron que pusiéramos las manos en la nuca. Entonces empezaron a golpearnos con palos. Después hubo disparos. A mí me hirieron en una pierna. Me hice el muerto, sin moverme hasta que los serbios se marcharon".Un grupo de diplomáticos occidentales que visitaron ayer el lugar de los hechos recogieron cerca de cien casquillos de bala y entrevistaron a varias de las mujeres supervivientes. La versión del joven ha sido contrastada.

Ésta es la información que hizo estallar ayer en ira al ministro británico de Exteriores, Robin Cook, que ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad. Cuenta con los apoyos de Estados Unidos y Francia. La reunión se celebrará hoy en Nueva York, una semana antes de que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, presente su informe sobre el grado de cumplimiento serbio con la última resolución, que instaba a un alto el fuego inmediato, al inicio de negociaciones entre las partes y al respeto de la población civil. Estados Unidos considera que no es necesaria una nueva resolución para permitir el ataque.

Para Cook, que se halla en la ciudad británica de Blackpool, en la asamblea anual de su partido, las dos matanzas representan un envite muy serio a la comunidad internacional. La Casa Blanca, a través de su portavoz, Mike McCurry, dijo que esas matanzas son una prueba de la brutalidad de las tropas yugoslavas en Kosovo y advirtió al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, con graves consecuencias.

El ministro británico contactó de inmediato con el fiscal del Tribunal Penal Internacional de La Haya para que investigue esas dos matanzas. La Alianza Atlántica fue aún más precisa. Exige que ese tribunal dependiente de la ONU, que investiga los crímenes de guerra en la ex Yugoslavia, envíe de inmediato un equipo de forenses para que efectúen una investigación independiente. Estados Unidos se sumó anoche a esta petición.

Serbia lo desmiente

Un portavoz de la policía especial serbia, el coronel Bozidar Filic, negó ayer en Belgrado que su institución tuviera responsabilidad alguna en las matanzas. La agencia yugoslava oficial Tanjug acusa a la prensa occidental de fabricar los hechos. "Si es cierto que 16 albaneses fueron asesinados en Gornji Dobrinje, ¿cómo saben los reporteros occidentales que los serbios son responsables?", se pregunta la agencia. "Si no son testigos directos de los hechos, no hay pruebas".Los habitantes de Gornji Dobrinje, situado a tan sólo 20 kilómetros de Pristina, aseguran que fueron las tropas serbias las que llevaron a cabo la matanza. "Oímos gritos y disparos; cuando los soldados se fueron, yacían 16 muertos". Para el ministro británico de Exteriores, todo eso son excusas. Como el pomposo anuncio del lunes, realizado por Belgrado, de que la guerra había terminado y de que en Kosovo reinaba la paz. Son varios los analistas occidentales que recuerdan que ésa era la táctica empleada por los serbios en Bosnia y la misma utilizada en el pasado por Milosevic.

Mientras, el mando de la OTAN ya tiene ultimados los planes de ataque. Se utilizarían en una primera fase aviones de combate que bombardearían posiciones serbias en Kosovo con el fin de lograr su retirada y abrir espacio a una negociación. No se descarta que los ataques incluyan cuarteles de la policía especial o del Ejército yugoslavo en Serbia, fuera de los límites de la provincia de Kosovo.

Rusia, entretanto, insiste en que no aceptará una solución de fuerza si ésta se plantea en el seno del Consejo de Seguridad. La Duma, incluso, dijo que en el caso de una acción unilateral de la Alianza, Rusia rompería su acuerdo de cooperación con la OTAN.

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