IU y los sindicatos defenderán juntos las 35 horas, tras recomponer sus relaciones
Julio Anguita, coordinador general de Izquierda Unida, restableció las "relaciones cordiales" con los dos grandes sindicatos de este país, CC OO y UGT. Todo puede arreglarse, incluso lo que parece imposible. Anguita, posiblemente, cedió en sus reivindicaciones; pero, a cambio, logró que las centrales obreras iniciaran una nueva etapa en su sintonía con IU. Los sindicatos demandaron de Anguita que apoyara sus movilizaciones contra la reforma fiscal impugnada por el Gobierno de José María Aznar.Ocho meses, que se dice pronto, han tardado los sindicatos en responder a la propuesta que Julio Anguita hizo para iniciar conversaciones entre las organizaciones de trabajadores de izquierda y la propia Izquierda Unida. Bueno, no importa el tiempo porque, al final, la reunión de ayer sirvió para demostrar que entre IU y las centrales obreras siempre habrá más puntos de unión que de divergencia.
Ayer, Cándido Méndez (UGT) y José María Fidalgo (CC OO) escucharon y coincidieron con Anguita en que por encima de cualquier discrepancia siempre habrá nexos de unión. No quiere decir que estén al 100% de acuerdo en las propuestas, pero sí que la unidad de la izquierda es posible. Por ejemplo: los sindicatos escucharon con verdadero interés la propuesta que Julio Anguita les hizo llegar en torno a la unidad. Y, sobre todo, la posibilidad de ir juntos a conseguir que en este país se imponga la jornada semanal de 35 horas y contra la reforma del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Todavía hay diferencias en cómo abordar la plasmación práctica de esta petición. Pero todos están de acuerdo en que o por vía parlamentaria o por vía de la negociación la reducción de jornada es algo que debe unir a las izquierdas.
La verdad es que ayer, incluso técnicamente, hubo problemas de entendimiento. Cuando Anguita intentó explicar a la prensa su satisfacción por este encuentro, los micrófonos se negaron a colaborar. Fue un momento incluso divertido, mas al final el líder de IU logró hacer llegar a la prensa no sólo su satisfacción, sino, además, sus coincidencias con los sindicatos. Faltó Antonio Gutiérrez, secretario general de CC OO, y eso, con maldad, pudo interpretarse como un desprecio del líder sindical al dirigente comunista. Todos se empeñaron en aclarar que no había tal. Gutiérrez, por un problema personal, no pudo estar presente en el encuentro, pero su hombre de confianza, Fidalgo, dejó claro que lo que se había hablado contaba con el refrendo del máximo dirigente de CC OO.
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