Del alto el fuego a las elecciones del 25-O
El levantamiento, por plazo no definido, de la amenaza proyectada permanentemente por ETA ha permitido vislumbrar vías para encauzar el llamado "problema vasco" que la violencia tapaba con su dramatismo. Los efectos balsámicos del alto el fuego (sobre todo en la sociedad vasca) muestran hasta qué punto es ETA un problema en sí mismo, antes que la expresión más cruda, como pretende, del "conflicto que Euskal Herria tiene con España y con Francia".¿Tiene la tregua vuelta atrás? Aunque se han analizado profusamente los motivos que han podido llevar a ETA a dar este paso, se ignora sin embargo cuál ha sido el proceso de reflexión de sus dirigentes; es decir, si tienen interiorizado lo que sólo se intuye tras su comunicado del día 16, y también si conservan un control absoluto sobre todos los miembros de la organización. En cualquier caso, los términos del alto el fuego resultan inéditos en la historia de ETA: no viene precedido de unas conversaciones con el Gobierno central y no fija plazo temporal ni condiciones de obligado cumplimiento para mantenerlo. Aunque se dice que el proceso se inspira en el ejemplo de Irlanda del Norte, la tregua no es resultado de ninguna Declaración de Downing Street, como fue el caso de la del IRA en 1994. De hecho, en el comunicado sólo se apela al PNV, EA y al sindicato ELA para que "rompan sus ataduras" con el españolismo. Estos son los factores que alimentan la opinión optimista, mayoritaria en el nacionalismo vasco, de que la tregua no tiene vuelta atrás.
¿Qué conexión tiene con el "Acuerdo de Lizarra"? La declaración firmada el 12 de septiembre en la localidad navarra de Estella por los partidos y sindicatos nacionalistas vascos, más IU y otra docena de grupos, actuó como decorado y colchón para el alto el fuego. La entidad de los presentes y el contenido del acuerdo -una reivindicación de la naturaleza política e histórica del contencioso vasco que debe resolverse de forma política en clave de soberanía y territorialidad- es lo que permite a ETA justificar su decisión. Los treinta años de lucha armada, con más de 900 muertos, viene a decir el comunicado de ETA, no han sido en vano puesto que las fuerzas nacionalistas reformistas (PNV, EA y ELA) han admitido que se equivocaron al optar en 1979 por la vía estatutaria.
¿Qué pasos deben darse ahora? Su carácter incondicionado es lo más novedoso de la tregua y el aspecto que soporta la impresión de que puede ser el preámbulo de la autodisolución de ETA. Sin embargo, al romper con sus viejos esquemas de la solución negociada deja en una nebulosa las actuaciones que deben darse para apuntalar el portillo de esperanza abierto. Por parte de ETA, no se esperan nuevos pasos hasta después de las elecciones del 25-O, salvo una declaración de apoyo expreso a Euskal Herritarrok, la plataforma electoral promovida por HB. Al Gobierno central se le pide desde diversas instancias algún gesto práctico que se entienda por ETA como un acuse de recibo de su mensaje. Para las fuerzas nacionalistas vascas, pero también para el PSOE, IU y CiU, debería consistir en el acercamiento de algunos presos de la organización. Aunque hacerlo no supondría concesión alguna, el Gobierno sigue aferrado a su guión pre-tregua y no está dispuesto a ir, de momento, más allá de la declaración de Aznar en Lima, cuando dijo que no sería insensible a las posibilidades que se abren.
¿Cuál es la trascendencia de las elecciones del 25 de octubre? Estos sucesos convierten la cita electoral en una de las más importantes desde 1980. No sólo se juega la formación del Gobierno vasco. A las formaciones representadas en el nuevo Parlamento vasco les va a tocar gestionar la agenda política de ese posible proceso de paz. El guión definido en el Acuerdo de Estella por las fuerzas nacionalistas -su relación con la Declaración de Barcelona suscrita por CiU, PNV y el BNG no es sólo temporal- hace que la consulta tenga algo de constituyente.
Los sondeos indican que Euskal Herritarrok puede detener la sangría de votos que se le anunciaba a HB y que el PNV, partero de la tregua, se consolida como partido mayoritario. A socialistas y populares, con expectativas al alza, la tregua les ha dejado sin un discurso alternativo. Sus mensajes van a dirigirse a advertir del riesgo de ruptura del marco institucional estatutario que está implícito en el Acuerdo de Estella (Lizarra) con el fin de conseguir una mayor participación electoral, que beneficia a los partidos vascos de ámbito estatal.
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