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El Ayuntamiento de Barcelona reduce su deuda en 15.000 millones

El Ayuntamiento de Barcelona cerrará el ejercicio de 1998 con una deuda consolidada de 250.000 millones de pesetas, cuando a finales del año 1997 era de 265.000 millones. Según el teniente de alcalde de Hacienda del consistorio, Ernest Maragall, de esta forma se cumple "de sobra" el objetivo de reducir la deuda en un 10% en cuatro años. Los proveedores del Ayuntamiento han visto reducirse a tres meses los plazos de pago. La deuda municipal tiene una calificación media mejor que la de la Generalitat.

La deuda consolidada del Ayuntamiento de Barcelona se reducirá este año en unos 15.000 millones de pesetas. Será el quinto año consecutivo con reducciones del volumen de deuda municipal. En 1997 se redujo en 16.000 millones. Los gestores de la deuda municipal esperan cerrar el ejercicio consolidado de 1998 "probablemente por debajo de los 250.000 millones", mientras que la inversión superará los 28.000 millones. En estos momentos, la deuda consolidada asciende a unos 260.000 millones de pesetas, de acuerdo con datos del teniente de alcalde de Hacienda. El Ayuntamiento fijó una política de endeudamiento constrictiva que pretendía reducirla en un 10% en cuatro años, objetivo que se ha cumplido antes del plazo previsto. "La reducción coincide además con un periodo en el que las inversiones han crecido más que nunca y sin aumentos de fiscalidad [en términos reales, la presión fiscal ha bajado], por lo que podemos decir que se ha hecho a base de ahorro en gasto corriente", señala Maragall. La evolución favorable de los tipos de interés ha permitido reducir los costes al 9%, aunque la política de no producir nuevas emisiones hace más difícil visualizar un bajón de los costes financieros, ya que buena parte del endeudamiento está contraído a tipos fijos. El coste del total de la deuda del consistorio barcelonés será en 1998 de unos 22.000 millones de pesetas (eran 34.000 millones en 1993, uno de los peores momentos de la deuda municipal barcelonesa). El trabajo de contención de la deuda se produce sin "externalizaciones", sino más bien con un esfuerzo por concentrar la deuda de empresas y organismos autónomos en el Ayuntamiento para operar mejor con ella en los mercados y evitar desviaciones. Una de las consecuencias inmediatas de la reducción y la mejora de la vía de refinanciación de los empréstitos gracias a la baja de los tipos de interés ha sido la reducción en las demoras de los pagos a proveedores. "En estos momentos, los pagos de tesorería se están produciendo con una demora de entre dos y tres meses", añade Maragall. Quizá los mejores elogios al saneamiento de la deuda del Ayuntamiento de Barcelona son las calificaciones de las principales agencias de rating. La agencia internacional Standard & Poor"s otorga el ratio A-A para la deuda a la largo del consistorio. Moodys Investor Service, uno de los más estrictos, concede el A-3 a la deuda municipal, mientras que Filch-IBCA le concede también el AA. "Unas clasificaciones que se sitúan en la media alta europea", según Ernest Maragall. Uno de los datos que más interesa a los calificadores es el cociente ingresos corrientes/deuda, que, para el balance consolidado del Ayuntamiento, ha bajado de 1,6 a algo menos de 1, a tenor de datos del área de Hacienda. Los mismos ratings para la deuda emitida por la Generalitat reflejan la misma calificación en el caso de Standard & Poor"s y Filch-IBCA, mientras que Moodys concede un A-1 a la deuda del Gobierno catalán. Las calificaciones de los dos principales emisores catalanes de deuda están parejos, aunque llevan procesos inversos: la de la Generalitat empeora y la del Ayuntamiento va a mejor.

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