Un peligro para las artes
Grass, Jürgen Habermas y tantos otros llevan 16 años diciendo algo que no es difícil percibir y es que ya la estética de Kohl convierte al canciller en un peligro manifiesto para el desarrollo de la cultura y las artes. Igual que sus peores enemigos no niegan su instinto político y sus éxitos internacionales, los mejores amigos de Kohl -y él mismo- no hacen esfuerzo alguno por contrarrestar su imagen de provinciano tosco que desprecia todo aquello cuya utilidad no entiende a la primera.Pero cuando se ha tratado de hacer campaña para Schröder, la falta de motivación de los intelectuales ha sido manifiesta. La reunión de Berlín en apoyo del candidato socialdemócrata por un intelectual orgánico del partido, Klaus Staeck, demostró la gran fisura entre los modos de Schröder y los estamentos culturales alemanes.
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