_
_
_
_

Euroescándalo en un examen

Numerosos opositores relatan irregularidades en un concurso para plazas de funcionarios comunitarios

La Comisión Europea ha sido el primer cateado en el gigantesco concurso-oposición celebrado hace una semana en una treintena de ciudades europeas con la participación de 30.000 candidatos. Los incidentes vividos al menos en dos centros opositores, en Bruselas y en Roma, han generado una oleada de denuncias y pueden acabar por provocar la anulación del concurso.Muchos opositores denuncian que sus compañeros iban al lavabo cuando se les antojaba, en grupos formados por decenas de personas, y que allí intercambiaban información sobre las preguntas cuyas respuestas planteaban dudas. "Al acabar la primera prueba, la mitad de la sala se fue al lavabo", asegura un concursante que estuvo en el centro habilitado en Heysel, en Bruselas.

Quizá inconsciente de la envergadura del problema y del daño que estos errores pueden causar al prestigio de la Comisión Europea, su portavoz, Martine Reicherts, se tomó el asunto medio a broma. "Es una prueba larga y la gente tiene derecho a ir al lavabo", explicó ayer entre risas la cabeza visible de Jacques Santer. "Los funcionarios tenían que controlar las salas donde se realizaban las pruebas, pero no creo que tuvieran que controlar también los lavabos", siguió bromeando.

El comisario responsable del desaguisado, el finlandés Erkki Liikanen, seguramente ya no ríe tanto. "Hará todo lo posible para impedir la anulación del concurso porque para él supondría un desprestigio terrible", aseguraba ayer un funcionario de la Comisión Europea. "Yo conozco un precedente de anulación masiva de un concurso", aseguraba otro. La solución que se apunta en Bruselas es la repetición de las pruebas celebradas en Bruselas y Roma, pero eso puede provocar problemas jurídicos, porque en principio todos los concursantes están sometidos al mismo examen para evitar discriminaciones.

Las acusaciones de los opositores vejados no se limitan al problema de las necesidades fisiológicas. Un italiano asegura que en Roma algunos concursantes disponían del cuestionario antes de que se iniciara la prueba porque había sido filtrado por un funcionario. Otros se quejan de la utilización de teléfonos móviles en el interior de la sala que permitían obtener ayuda desde el exterior. Un candidato de Bruselas afirma que vio a otro consultar sin ningún tapujo un ejemplar del Tratado de Maastricht, una chuleta en toda regla editada en 11 idiomas oficiales y algunas lenguas no oficiales.

"En España no se produjo el mínimo incidente", asegura un portavoz de la oficina de la Comisión Europea en Madrid. Pese a ello, los casi 3.000 españoles que se presentaron a las pruebas pueden acabar pasando por el trance de tener que repetir el concurso, el primero que se celebra desde hace cinco años para ciudadanos de países que no forman parte de la última ampliación que dio entrada en la Unión Europea a Austria, Suecia y Finlandia. En total más de 30.000 europeos aspiran a cubrir los dos centenares de plazas en juego. Muchos son ya funcionarios que quieren subir de categoría. Pero la mayoría son ciudadanos atraídos por la fama de bien pagados que tienen los funcionarios europeos.

En total se habilitaron 35 centros repartidos por una treintena de ciudades comunitarias. En España se había convocado a 3.571 personas, aunque se estima que se presentaron en torno a 2.800. Los centros más grandes estaban en Madrid (1.337 concursantes en uno y 796 en otro), pero se celebraron también pruebas en Barcelona (519), Sevilla (374), Valencia (335) y Gijón (210 concursantes).

La Comisión justificó ayer el desbarajuste por la envergadura del concurso. Este volumen es consecuencia del nuevo método de oposición puesto en práctica por el comisario Liikanen, que permite que todos los candidatos tengan derecho a realizar esta primera prueba, de la que deberán salir los 3.000 que realizarán el examen definitivo para obtener las plazas. Hasta ahora, la Comisión realizaba una primera preselección a partir de las candidaturas recibidas, reduciendo así el concurso a entre 2.000 y 3.000 opositores.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_