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El laboratorio italiano no guardaba los análisis de los futbolistas

El Comité Olímpico destituye al presidente de los médicos

Las normas del Comité Olímpico Internacional y la del italiano, especifican cláramente que los resultados de los análisis antidoping realizados a los deportistas deben guardarse por espacio de 3 tres años -en el caso de los que han dado negativo- y de 5 años -los que han tenido un resultado positivo-. Sin embargo, en Roma, el superlaboratorio que se encarga de llevar a cabo estos controles ha venido destruyendo sistemáticamente la documentación de las pruebas correspondientes a los jugadores del fútbol. ¿Razones? "No había espacio en el laboratorio para guardarlas", dicen los responsables y añaden, "ni siquiera la Federación de Fútbol los reclamaba".Mario Pescante, presidente del CONI (Comité Olímpico Nacional Italiano) y Luciano Nizzola, responsable de la Federación de Fútbol, se confesaron sorprendidos el fin de semana cuando se difundió la noticia de los archivos inexistentes. Ayer mismo, el comité ejecutivo del CONI destituyó al doctor Giorgio Santilli, presidente de la Federación de Medicina Deportiva y responsable del laboratorio de Acquacetosa. ¿Cómo podían imaginarse ellos lo que ocurría en las dependencias del mismo, encargado por el CONI de llevar a cabo los análisis? Allí, con los medios más modernos, y con una dotación de personal similar a la del centro antidoping de París se analizan todos los años 12.000 muestras de orina de los deportistas italianos. A juzgar por los resultados, (apenas una media de 20 o 30 casos positivos al año) el deporte nacional es limpio y reluciente, frente al que practican los vecinos del otro lado de los Alpes. El laboratorio de París viene a descubrir unos 300-400 casos de deportistas drogados con substancias prohibidas: desde cocaína, hasta anabolizantes, esteroides y estimulantes.

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Lo malo es que el fiscal adjunto de Turín, Raffaele Guariniello, encargado de la investigación judicial sobre el dopaje en el fútbol a raíz de la denuncia efectuada este verano por el entrenador del Roma, el checo Zdenek Zeman, ha difundido otra versión de los hechos. Guariniello fue el primero en enfrentarse a la cruda realidad de que no se guardaban los archivos correspondientes al deporte estrella italiano, cuando el 19 de agosto reclamó por escrito al laboratorio olímpico la documentación relativa al fútbol desde el año 1993 hasta hoy. La respuesta fue tajante: no había material alguno. Sólo podían encontrarse en los archivos tres o cuatro casos de dopaje futbolístico, algunos tan conocidos y documentados como el que implicó al jugador argentino Diego Armando Maradona, positivo por cocaína. Con la respuesta recibida por escrito, el fiscal pidió explicaciones a Pescante y a Nizzola que tuvieron ocasión entonces de componer su primer gesto de sorpresa.

Y no sólo eso. El juez turinés comprobó las razones últimas de que los análisis romanos no dieran casi nunca positivo. La prueba para detectar la presencia de anabolizantes sólo se hacía en el 20% de las muestras, y la relativa a los diuréticos en el 5%. Guariniello informó de su nuevo e inquietante hallazgo a los responsables deportivos que respondieron encogiéndose de hombros otra vez. Por si las normas vulneradas fueran pocas, el juez comprobó además que los médicos de la federación deportiva tampoco procedían a retirar las muestras de orina de los jugadores en los mismos vestuarios, como es preceptivo, para someterlas a una inmediata comprobación de la acidez. Semejante lista de infracciones y descuidos ha provocado un airado intercambio de acusaciones entre las autoridades deportivas.

Santilli acusó a Nizzola de haber fingido sorpresa ante unos hechos que ya conocía y Pescante, es objeto de las críticas de médicos y futbolistas, aunque se le mantuvo la confianza en el cargo. Para reafirmarla y tener responsables ayer cayó Santilli. Y la federación anunció la presentación de querellas por la destrucción de los datos de los análisis.

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