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EMPRESAS Y EMPRESARIOS

Máquinas inteligentes

Tekniker participa en un proyecto de investigación mundial para crear un sistema de producción capaz de pensar

Se pueden contar con los dedos de una mano los proyectos mundiales de investigación que unen la fuerza económica y el cerebro de los principales países del planeta. Entre ellos se encuentran los trabajos de investigación del sida, el genoma humano y la energía de fusión. En el sector industrial, los principales centros de desarrollo tecnológico del mundo trabajan actualmente en el IMS (Intelligent Manufacturing System), un proyecto que pretende crear un nuevo sistema de fabricación capaz de pensar por sí mismo y en el que está trabajando la fundación vasca de investigación y desarrollo [I+D] Tekniker. El proyecto de la máquina inteligente surgió en 1992, a iniciativa de Japón. Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa se han unido a esta investigación que "afronta retos tecnológicos comunes olvidando la competencia entre América, Japón y Europa", señala Juan Antonio Martín, director del departamento de Ingeniería de Producción de Tekniker. "Pretende también comprobar si es posible la cooperación, a nivel científico y tecnológico, entre regiones tan diferentes", añade Martín. El IMS es una línea de investigación que traerá una nueva generación de máquinas: un sistema de fabricación autónomo y capaz de pensar y reaccionar ante sus propios errores o ante circunstancias anormales. Y todo ello sin que suponga un coste tan alto que impida su aplicación generalizada. Por su complejidad, el proyecto se ha dividido en cinco casos piloto y Tekniker participa en el desarrollo de uno de ellos. En concreto, este centro de I+D ubicado en Éibar lleva un año trabajando en la aplicación del IMS al sector de máquina-herramienta. "Investigamos para conseguir una máquina con capacidad para planificar su trabajo y de adaptación, que controle la calidad del propio proceso de producción y que detecte sus errores o las incidencias y las comunique al operario", explica el responsable de la investigación. En otras palabras, se trata de incorporar a una máquina funciones propiamente humanas. Junto a esta iniciativa, denominada por los científicos Holonic Manufacturing System, el grupo de 15 investigadores de Tekniker trabaja también en otros proyectos dentro del IMS que hacen referencia al control del proceso de fabricación, en la investigación de nuevas oportunidades de negocio en el ámbito de las nuevas tecnologías y en las máquinas de inteligencia mecánica. Estos programas finalizarán en los años 2001 y 2002. Por su volumen de proyectos, este pequeño centro vasco es la empresa española más activa en este proyecto mundial de desarrollo de máquinas inteligentes. Tekniker, que facturó el año pasado 1.340 millones de pesetas, ha sabido colocarse en primera línea de esta investigación, que tiene un presupuesto previsto de 143.000 millones de pesetas, a repartir entre los países participantes. Hasta ahora, la Unión Europea ha destinado al IMS 90 millones de ecus [unos 15.000 millones de pesetas, al cambio actual]. "Mantenemos un intercambio de información permanente con la red europea de investigación tecnológica", explica Martín.

I+D para crear empleo

Tekniker forma parte de la red vasca de centros de tecnología que agrupa a un millar de investigadores. Apoyados por el Gobierno vasco y las Diputaciones forales, estas fundaciones han conseguido colocar la inversión vasca en investigación y desarrollo (I+D) en los primeros puestos de la clasificación española. Como todos los centros tecnológicos, Tekniker pretende aumentar la competitividad de la industria vasca. Pero a este objetivo ha añadido el dinamizar el empleo en la comarca del Bajo Deba. Tekniker desarrolla productos innovadores y luego apoya la creación de empresas que los comercialice. Con esta fórmula y desde 1988, han nacido siete pequeñas empresas que emplean a unas 80 personas. La primera de ellas fue Fatronik, una agrupación de 14 empresas de máquina-herramienta que nació al pairo del proyecto de la célula flexible de Tekniker y que disparó en 1997 su facturación hasta los 30.274 millones de pesetas, el 25% de todo el sector vasco. Las firmas Goytek, que vende soluciones de informática y comunicación para plantas industriales, Teknimap, dedicada a la ingeniería medioambiental, y Baskinsa, que fabrica y comercializa prótesis y implantes quirúrgicos, son otros nombres empresariales impulsados por este centro de investigación.

Diecisiete años de innovación en el Bajo Deba

Un laboratorio de ensayos metalúrgicos de la Escuela de Armería de Éibar (Guipúzcoa), en la que se han formado gran parte de los empresarios de la comarca del Bajo Deba, fue el embrión del centro de investigación tecnológico Tekniker. "Nuestra vocación es claramente industrial y dirigida a las pymes (pequeñas y medianas empresas)", asegura Iñaki Goenaga, el director general de Tekniker, que en 1967 entró a trabajar en la Escuela de Armería e impulsó la creación de Tekniker en 1981. Lo que no ha abandonado este centro es su vinculación con el sector de máquina-herramienta, al que surte de gran cantidad de soluciones innovadoras. Desde su creación, Tekniker ha tenido un crecimiento importante, del que habla por sí solo el hecho de que ha ampliado sus instalaciones desde los 5.000 metros cuadrados iniciales a los 11.000 metros cuadrados con los que terminará este año. En Tekniker, que, como el resto de los centros integrados en la red vasca de tecnología, ha adoptado recientemente la forma jurídica de fundación, trabajan un total de 100 empleados y 40 becarios. "Tenemos siempre unos 80 proyectos de investigación entre manos", asegura su director. Un 20% de los mismos proviene de los departamentos de Industria y Educación del Gobierno vasco, que encargan a la red de centros vascos de I + D soluciones o productos innovadores demandados por los diversos sectores de la industria vasca. "El Gobierno vasco no nos subvenciona a fondo perdido; nos encarga, mediante un convenio cuatrienal, un volumen determinado de trabajo que luego revierte a las empresas", subraya Goenaga. La Unión Europea es otra de las fuentes de financiación de esta fundación eibarresa, que hasta el momento ha ganado por concurso el desarrollo de 54 proyectos europeos de investigación tecnológica. La tercera pata del negocio de Tekniker es la investigación de proyectos bajo contrato, que en 1997 supuso un 33% de sus 1.340 millones de pesetas de facturación.

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