Nos queda Alan

Por suerte tenemos a Alan Greenspan, el gobernador de la Reserva Federal de EE UU. Ha bastado un discurso de 45 minutos a un grupo de estudiantes de Economía para que las bolsas vuelvan a subir. (...) La crisis financiera, desde Indonesia hasta Rusia, no está provocada por líderes débiles, enfermos, cansados o cargados de escándalos. Había, en origen, cuestiones económicas fundamentales: el capitalismo fingido de Asia, la ineficacia crónica y la corrupción en el antiguo imperio soviético. (...) Pero sin duda, las turbulencias se han exacerbado por el temor a que una falta de liderazgo en los países del G-7 minase la perspectiva de una respuesta internacional coordinada. (...) El panorama es desolador. Clinton, maestro de la supervivencia, gigante de las relaciones públicas, no tiene ni fuerza ni credibilidad para conducir a la única superpotencia del momento. (...) El otro grande, si así se le puede llamar, Yeltsin, es un paria. (...) El primer ministro japonés, Keizo Obuchi, es un mozo de equipajes del Partido Liberal, (...) que se limita a fiarse de un ministro de Finanzas de 78 años. Kohl, el héroe de la guerra fría, se muestra impotente para afrontar algo que no sea las elecciones. (...) Chirac asiste desconcertado (...) al hundimiento de su partido por los escándalos. Y Blair hace mucho ruido con poca enjundia. En cuanto a Italia, su peso político es casi nulo. A la espera de tiempos mejores (...) no nos queda más que confiar en Greenspan.

20 de septiembre