"El "caso Lewinsky" cada vez se parece más a "Atracción fatal"
La realidad imita al cine. Michael Douglas está convencido de ello. El actor y productor norteamericano, a punto de cumplir 54 años, cita ejemplos recientes, como Cortina de humo -sobre un ataque de Estados Unidos a un país enemigo para lavar la imagen del presidente- y Primary colors -donde se muestra a un presidente un tanto mujeriego-. Y más remotos: El síndrome de China, filme producido por él mismo en 1979, que se anticipó en unas semanas a una fuga radiactiva similar a la que narra. El último, en su opinión, es la noticia internacional más comentada estos días, el caso Lewinsky. "Cada vez se parece más a Atracción fatal", lanzó ayer en Barcelona Douglas, protagonista de la cinta junto a la inquietante Glenn Close. Y lo argumentó: "La trama es idéntica. Monica Lewinsky no estaba dispuesta a que el presidente se le escapara, y él, por su lado, decide que no va a dejarse amenazar".El actor pasó por la capital catalana para promocionar su última película, Un crimen perfecto, reposición de la que Alfred Hitchcock dirigió en 1954, y se prestó gustosamente a valorar la situación política por la que atraviesa el presidente de su país. Demócrata confeso, al igual que su padre, Kirk Douglas, piensa que, como su personaje de Atracción fatal, Bill Clinton ha cometido un error, pero eso no significa "que sea intrínsecamente malo". El actor no cree que el presidente deba dimitir por este asunto, y aventuró que no habrá proceso de destitución: "Las encuestas sobre el caso no han cambiado en los últimos meses. Lo que quieren los ciudadanos es que la investigación termine ya de una vez por todas". A su parecer, la difusión del informe del fiscal Kenneth Starr por Internet "ha sido un gran error". "Las 400 páginas dedicadas al tema se asemejan a una novela malísima escrita por Harold Robbins, con un pésimo sentido del gusto", comparó.
En cuanto a Un crimen perfecto -que se estrena en España el 23 de octubre-, dirigida por Andrew Davis (El fugitivo), y en la que Douglas aparece acompañado de Gwyneth Paltrow (Seven, Emma) y Viggo Mortensen, el actor quiere marcar distancias con respecto al filme original. "Sé que todo el mundo compara las reposiciones con el original, y hay quien opina que son una especie de falsificaciones, pero en este caso las dos películas son muy diferentes". Es cierto que hay detalles que no son exactamente iguales. En el original, Grace Kelly clavaba unas tijeras al hombre que intenta asesinarla. Ahora, Paltrow las sustituye por un pincho de cocina con reloj incorporado, de esos que se usan para asar carne en el horno. El personaje que interpretaba Ray Milland en la primera versión es encarnado por Douglas. Milland era un tenista retirado. Douglas, un financiero de Wall Street. El filme de Hitchcock se situaba en Londres; el de Davis, en Nueva York. Lo que no cambia es la trama: un hombre rico y poderoso (Douglas) descubre que su esposa (Paltrow), bella y de buena familia, tiene un amante (Mortensen), a quien encarga el crimen perfecto. La víctima debe ser su propia mujer.
Reveló Douglas que lo "impredecible" del final de Un crimen perfecto fue uno de los motivos que le llevó a aceptar el papel. Sobre si se siente identificado con el personaje que representa -un villano, carácter al que está acostumbrado-, el actor respondió con humor: "Sí, me sentí próximo a él mientras rodábamos. Me estaba divorciando de Diandra, y cuando estás en una situación así, te pasa por la mente asesinar a tu mujer. Es broma ¿eh? Tengo muy buena relación con mi ex esposa. Cuando le comenté esto mismo se echó a reír".
El proyecto más inmediato de Douglas es como actor en Wonder boys, una comedia romántica que dirigirá a partir de enero Curtis Hanson (L. A. confidential). Para más adelante queda Still life, de Mimi Leader, donde actuará con Meryl Streep, y una vieja ambición: un duelo interpretativo con su padre, Song for David.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.