_
_
_
_

Dar en la tecla

"Es difícil decir que vivo de la música, más bien sobrevivo", sostiene Luca Trabucco. Es italiano y ha recalado en Jaén para concursar en el 40º Premio Jaén de Piano. No tuvo suerte, cayó en la primera eliminatoria. Lo intentará otra vez, si no en éste, en cualquier otro premio. Normalmente se presenta a un par de certámenes al año. No tanto con la esperanza de obtener un premio como con la intención de establecer contactos que le permitan continuar su carrera como solista. El presidente del jurado del concurso, el pianista Guillermo González, explica que "la cantidad de pianistas que hay ha creado un nuevo modelo: como no pueden vivir todos de los conciertos, viven de los concursos". En los certámenes, según González, consiguen dos cosas: tablas delante del público y dinero para vivir. Pero no se la juegan en cualquier foro. Vaida Kirvelyte (Lituana) se presenta al concurso de Jaén por segundo año consecutivo. "No es un premio demasiado grande y tampoco pequeño", dice, y esa medida justa es la que le llamó la atención por vez primera. Reincide porque en la edición 39ª dos miembros del jurado le recomendaron que no desistiera. Sin embargo, este año, sea cual sea el resultado, tiene claro que abandona los concursos. "Ya no tengo 18 años", comenta, y desde la experiencia ha llegado a entender "que incluso los concursos pueden ser un obstáculo en una carrera para llegar al arte del pianista". Desde su perspectiva llega un momento en que se convierten en "un deporte". Y además, ella tiene su método de entrenamiento particular. Trabucco no está totalmente de acuerdo. Cree que encontrar un hueco en el mercado "es más difícil sin los concursos". Cuando se presentan en una agencia "piden un extenso currículum, donde está muy bien poder decir que has ganado un premio". Admite que no es el camino más rápido pero sí el "más seguro", sobre todo cuando su promedio de conciertos a lo largo del año, tanto de solista como acompañando a orquestas, está en 20 o 30, "si soy afortunado". El japonés Aoyagi Susumu desmitifica el valor de los premios, aunque suele elegir unos cuatro al año para concursar, y opina que lo más importante es "estar en el sitio justo, en el momento justo y conocer a la gente adecuada". Mientras tanto, periódicamente, pasan por el mismo proceso. Seleccionan un repertorio donde queden patentes tanto su habilidad frente al piano como su madurez musical. Y entonces se pasan horas enteras de ensayo. Cada uno tiene sus manías. Trabucco procura tenerlo todo estudiado -actúan frente al jurado sin partitura- un mes antes, para dedicar las últimas semanas a perfeccionar. Susumu procura concentrarse al máximo y antes de cada sesión de estudio se come un plátano porque le proporciona "la fuerza y la tranquilidad necesarias". Susumu y Kirvelyte han tenido suerte. Están en la segunda eliminatoria. A ella no le importa ver actuar a la competencia. Él, sin embargo, se limita a asistir a una actuación, cualquiera, con la intención de comprobar la acústica de la sala. Después se marcha. "Si el pianista toca mal sufro por él, y eso me cuesta unos nervios que necesito para mí mismo". Y no es difícil que se sienta solidario, porque con algunos de ellos ha coincidido ya o volverá a verlo en otro premio. Es la tónica de casi todos los nuevos pianistas que necesitan incorporar una medalla de oro o una mención especial a su carrera para dar en la tecla del éxito. Y para ello no eligen cualquier premio. A Jaén llegan porque se trata de un certamen "con fama de limpio, de justo," asegura el presidente del jurado. Los concursantes añaden otra nota, que "está bien organizado y te sientes acogido", en palabras de Kirvelyte. Algo esencial cuando se llega a una ciudad, perdida en la mitad inferior del mapa de España y de la que el único referente que se tiene es que se llama igual que un premio de piano dotado con 2,5 millones de pesetas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_