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Un ex embajador en España dirigirá Exteriores

Yevgueni Primakov ha elegido como su sustituto en Exteriores al que ha sido su número dos, Igor Ivanov. Este veterano diplomático profesional, de 53 años, que ya era viceministro en tiempos de Andréi Kózirev, fue embajador en Madrid entre 1991 y 1993, habla perfectamente español y, más importante aún, se considera un amigo de España y de los españoles. Así lo ha puesto de manifiesto en más de una ocasión en que ha hecho falta echar una mano para resolver algún problema personal.El pasado martes asistió en la embajada a una recepción en honor de la delegación española en la 100º asamblea de la Unión Interparlamentaria, y hace dos meses presidió el acto en el que la universidad estatal de lenguas extranjeras nombró doctor honoris causa al embajador en Moscú, José Antonio de Iturriaga. Este es el hombre que deberá continuar la obra de Primakov. Este sabe que, aunque recibido en Occidente como garantía de estabilidad, hay reticencias a su nombramiento. No sólo por su pasado de jefe de espías o apparátchik comunista, sino por la forma en la que ha dirigido la diplomacia de su país durante los últimos dos años y ocho meses. Con Primakov, se rompió la línea pronorteamericana de Andréi Kózirev y Rusia empezó a actuar como si quisiera volver a ser una superpotencia. Ayer, en su discurso ante la Duma, el candidato buscó un difícil equilibrio: tranquilizar a Occidente y convencer a la oposición de izquierdas de que no se bajará la guardia. "Los intereses nacionales de Rusia", señaló, "deben ser protegidos firmemente, pero al mismo tiempo hay que hacer todo lo posible para evitar la confrontación con otros países. No necesitamos volver a la guerra fría, y eso no ocurrirá".

Es decir, que se seguirá luchando, con Ivanov como ariete, por medios pacíficos, contra la hegemonía de la superpotencia única surgida de la guerra fría. ¿Cómo? Oponiéndose a la expansión de la OTAN al Este, promoviendo asociaciones en Asia (con China y Japón) y en Europa (la troika con Francia y Alemania) para crear nuevos polos de influencia y defendiendo intereses económicos rusos en países enemigos de EE UU.

Primakov dejó ayer claro que la política exterior rusa debe ser "predecible y democrática". Y como muestra de que no deben incumplirse los compromisos con otros países pedirá la ratificación del tratado START II de reducción de arsenales nucleares estratégicos.

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