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La Acadèmia y el porqué de un voto

El día 2 de septiembre, las Cortes Valencianas firmaron el mal llamado pacto lingüístico. Se aprobó, con los votos favorables del Partido Popular, PSPV-PSOE y los diputados del grupo mixto pertenecientes a Nova Esquerra, la Ley de Creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL). Mi grupo, Esquerra Unida-Els Verds, votó en contra. Nuestro voto estaba y está fundamentado en razones sólidas y científicas, y no en un intento de romper el aparente consenso que hubiera sido necesario para acabar con el conflicto artificial creado por intereses partidistas de la derecha. Aún así, el voto de EU-EV se ha cuestionado, creemos, desde la desinformación, el interés y la demagogia. Este consenso, de haber sido posible, no se podía obtener a cualquier precio. Desde Esquerra Unida hemos defendido siempre la existencia de un ente normativo que alejara de las discusiones políticas la normativización de la lengua que compartimos con Cataluña y las Islas Baleares. Y desde siempre hemos pensado que este ente debía ser el Institut Interuniversitari de Filología. En aras del consenso estuvimos de acuerdo en la creación de la AVL. Pero ese acuerdo, ese consenso, estaba condicionado, estaba ligado a diversas cuestiones fundamentales e irrenunciables desde la política que siempre hemos defendido, y que han sido evidentes desde el inicio de este debate. 1º La AVL tendría que estar compuesta por personas con perfiles que correspondiera a criterios científicos y que estuvieran propuestas por las Universidades con estudios de Filología, y no depender de las actuales o futuras mayorías o minorías políticas. El debate suscitado los últimos días sobre las cuotas de los nombres propuestos para formar parte de la misma nos están dando la razón. No se habla de criterios, se habla de cuántos podrán meter los secesionistas, cuántos el PP y cuántos el resto. 2º La AVL, según la opinión de EU-EV, debería garantizar la unidad de la lengua partiendo del reconocimiento tanto de los principios históricos y científicos sobre el origen como de la denominación y consolidación actual. Esta condición, como la anterior, partiendo del ambiguo y polisémico texto de la Ley, tampoco se cumple. 3º La AVL debería tener relaciones preferentes con otras academias o entidades del mismo ámbito lingüístico, siguiendo el modelo que la Real Academia de la Lengua mantiene con otras como la cubana, peruana, etc., garantizando así los espacios y lazos de la lengua común. Estas condiciones fueron el fundamento de parte de las 70 enmiendas que presentamos a la Ley, enmiendas que fueron rechazadas en su totalidad, con un único argumento: "Tenemos un pacto". Incluso se rechazaron enmiendas como homogeneizar el uso de las mayúsculas y minúsculas y, lo que es más grave, la enmienda que quería eliminar el uso sexista de la lengua que, en el colmo de la coherencia, fue votada en contra por el PSOE. Justo es reconocer, eso sí, que tres de las diputadas presentes en el hemiciclo pertenecientes al PSOE se ausentaron a la hora de votar esta enmienda. Aquel día, el 2 de septiembre, en las Cortes Valencianas se aplicó el rodillo de una nueva mayoría parlamentaria, PP y PSPV-PSOE. No se argumentó en contra de las enmiendas de EU-EV, hurtando a la Cámara y la sociedad un debate clarificador, usando una práctica política que va en contra de la representación democrática que ostentan las Cortes Valencianas. En las condiciones arriba descritas, EU-EV no podía dar soporte, en coherencia con los planteamientos de nuestra formación, al contenido de la Ley de creación de la AVL. Continuamos, no obstante, defendiendo la necesidad de cordura para incrementar el uso social de la lengua. No obstaculizaremos las posibilidades de pacificación, pero no contribuiremos a generar engaños, engaños que pueden llevar a muchas personas a militar bajo el paraguas de la renuncia. Las dudas sobre las futuras consecuencias de esta Ley son muy importantes, continúa habiendo demasiadas indefiniciones, demasiadas incógnitas, demasiado secretismo y continuamos preguntándonos si, tal y como fue aprobada la Ley, contribuirá a superar conflictos. En ese sentido, ¿la aprobación de la Ley supondrá que se podrán estudiar en la Comunidad Valenciana autores catalanes o baleares? ¿Se retirará la deshomologación de títulos en valenciano y catalán? ¿Se censurarán nombres como el de Enric Valor para centros de Enseñanza? Volverán a tener ayudas los medios escritos en valenciano o continuarán teniendo subvenciones sólo los que acaten la normativa secesionista? ¿Continuarán permitiéndose e incluso justificándose los desmanes del señor Chimo Lanuza al frente del IVAJ? ¿Se acabarán las censuras a determinadas palabras? Quizás la próxima semana, en el debate de Política General, se despejen algunas de estas dudas. Mientras tanto, desde Esquerra Unida-Els Verds no estamos dispuestos a participar en una paz basada en la renuncia al respeto por nuestra lengua, basada en los silencios. Una paz que se parece mucho a la paz de los cementerios.

María Ángeles Martínez es diputada de Esquerra Unida-Els Verds

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