Paisajes rupturistas
Cielos pintados de rojo o amarillo. Máquinas de trillar azules. Campos violetas. Los cuadros de los artistas de la Escuela de Madrid muestran el temperamento propio de los artistas que buscan la representación de una naturaleza diferente. Lo que hoy es algo aceptado como normal, en la década de los cincuenta supuso un atrevimiento que motivó que los academicistas se llevaran las manos a la cabeza. Sin embargo, el estilo rupturista de la Escuela de Madrid triunfó y hoy en día continúa siendo fuente de inspiración para los jóvenes artistas. La sala de exposiciones de la Fundación Caja Vital en Vitoria (C/ Postas 13-15) acoge desde ayer una muestra de 75 obras -valoradas en 700 millones de pesetas- de los 20 autores más representativos de esta corriente. Permanecerá abierta al público hasta el próximo 12 de octubre. Se trata de la exposición más completa que se ha realizado hasta el momento sobre la Escuela de Madrid, según indicó el comisario de la muestra, Julián García Moreno. Cuando concluya en la capital alavesa, iniciará una recorrido por diferentes ciudades de España. La colección se divide en dos partes. En la sala principal están los trabajos de los maestros e inspiradores de la Escuela de Madrid y los pintores que en su momento tuvieron influencia sobre los miembros de este grupo. Como maestro principal, Daniel Vázquez Díaz, quien en 1938 abrió la escuela, y acompañándole, Benjamín Palencia, Pancho Cossío y José Manuel Caneja. Vázquez Díaz redescubrió París entre 1920 y 1930 y los movimientos artísticos que allí se sucedieron sin solución de continuidad. Una vez que regresó a Madrid se planteó la renovación de las artes plásticas españolas, porque consideraba que estaban anquilosadas y muy imbuidas de academicismo. Por eso abrió su escuela, en plena Guerra Civil, y se dedicó a impartir clases a los jóvenes artistas que en aquellos momentos no tenían donde ir. Aquí comienza la andadura de la Escuela de Madrid. La irrupción de manera inesperada de esta nueva tendencia en el panorama artístico, con el denominador común del expresionismo y la explosión colorista de gamas muy vivas en la pintura del pasisaje, terminó con el arte oficialista. Los seguidores de Vázquez Díaz pusieron fin a la imitación fiel y se dejaron llevar por la subjetividad y la riqueza de los valores plásticos. "Vázquez Díaz", explicó el comisario de la muestra, "enseñó a sus alumnos a utilizar las líneas y los ángulos con un estilo neocubista". Y junto a obras de Vázquez Díaz, también se pueden apreciar en la exposición trabajos de Palacios, Ortega Muñoz, Zabaleta y Eduardo Vicente, que influyeron por su personalidad en los alumnos. De estos últimos, hay cuadros de Pedro Mozos, Menchu Gal y Francisco Arias, entre otros. En todos ellos bulle la inquietud de hacer algo diferente a lo que pedía la oficialidad burocrática de las exposiciones de los años 50.
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