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Bruselas rechaza las propuestas de Bonn y Madrid para financiar la UE

Xavier Vidal-Folch

Solución salomónica: ni Alemania ni España. Los técnicos de la Comisión Europea han decidido rechazar la idea propuesta por Bonn de reducir la carga alemana en el presupuesto comunitario y postularán más bien modular el cheque británico. Tampoco asumen la propuesta española de hacer más progresivo el sistema de recursos para que los países con más renta por habitante aporten proporcionalmente más.

ENVIADO ESPECIAL, El informe de los técnicos de la Comisión avanza pero no estará disponible hasta después de los comicios alemanes del día 27, para evitar interferencias con la campaña electoral. El documento contiene un análisis sobre el sistema de recursos propios, o ingresos, del presupuesto comunitario para el periodo 2000-2006. Es decir, es la cara amarga de la moneda de la Agenda 2000, que proyecta los gastos que requerirán las políticas de la Unión Europea (UE) en el primer septenio del próximo siglo, incluida la ampliación al Este.Este texto es básico para la batalla financiera, que debe concluir en marzo y que polariza la política europea entre países ricos y pobres, tras la creación del euro. ¿Por qué? Porque pretende ordenar la discusión desde un punto de vista imparcial entre los países enfrentados: básicamente entre la llamada banda de los cuatros, que encabeza Alemania (secundada por los Países Bajos, Austria y Suecia) y el grupo de la cohesión, con España, Portugal, Grecia e Irlanda.

Orientaciones generales

Aunque el informe no contendrá conclusiones formales, sí apuntará unas orientaciones generales en forma de escenarios y sus posibles consecuencias, dejando abiertas ventanas a fórmulas de acuerdo. El texto de los técnicos -dos hombres cercanos al presidente de la Comisión, Jacques Santer: su jefe de gabinete, el luxemburgués Jim Cloos, y el secretario general, Carlo Trojan, holandés- no está concluido y deberá pasar luego por el colegio de comisarios. Pero contiene ya tres ideas-fuerza, según fuentes comunitarias: el rechazo a la fórmula alemana, la exclusión de la propuesta española y la hostilidad al cheque británico, el dinero que la UE devuelve al Reino Unido.Los dos primeros rechazos evidencian que, en esta primera fase, la contrapropuesta española formulada ha conseguido ya su "primer objetivo", el de neutralizar a la fórmula alemana. Ambas son frontalmente contradictorias. De hecho, la idea española se formalizó poco después de la cumbre de Cardiff de junio con la intención de oponerse a la de Bonn. La fórmula defendida tradicionalmente por el ministro de Hacienda de Bonn, Theo Waigel, pretende rebajar los pagos netos de Bonn (contribuciones brutas menos transferencias recibidas) al presupuesto común.

Su objetivo es reducir ese saldo neto en algo más de medio billón de pesetas, lo que supondría una rebaja en la carga germana de dos décimas de su PIB (desde el actual 0,6% al 0,4%). Si Alemania deja de ingresar esa cantidad, debería repartirse entre los restantes socios. A España le tocaría así una cuota adicional de 60.000 millones.

Pero la Comisión es contraria a basar los cálculos en el saldo neto. Por tres razones: porque las transferencias comunitarias "no benefician sólo a los beneficiarios directos"; porque "resulta difícil identificar a los beneficiarios finales" (la subvención de un aeropuerto en Atenas acaba recalando en las empresas sumnistradoras alemanas), y porque los gastos del presupuesto "son heterogéneos".

Así, la Comisión no quiere un cheque alemán como rechaza su precedente, el británico conseguido por Margaret Thatcher en 1985. Tampoco ha asumido la tesis española de hacer más progresivo el sistema de recursos propios. Sostiene que los ingresos deben basarse en la "capacidad contributiva" (PIB total) de cada país y no en su "prosperidad relativa" (renta per cápita), que debe usarse en cambio para la política regional.

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