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Suecia, contra el "contrabando electrónico"

Funcionarios de aduanas abren los paquetes procedentes de la península Ibérica para impedir envíos de tabaco

"Fue bonito mientras duró". Así se despide de sus clientes suecos, en su página de Internet, Arturo de la Vega, el director de Minitraders, una pequeña empresa tinerfeña que se dedicaba, entre otras cosas, a vender tabaco y algo de alcohol por correo a los suecos que le hacían llegar sus pedidos a través del correo electrónico. De la Vega ha tirado la toalla, pero otros, en Portugal y en España, siguen en la brecha luchando contra el servicio aduanero sueco. El negocio era, aparentemente, sencillo. En el verano de 1997, el Ministerio de Hacienda sueco subió los impuestos especiales sobre el tabaco, ya de por sí entre los más altos de Europa, hasta colocar el precio medio de la cajetilla en 45 coronas (833 pesetas). El alcohol está también muy gravado.A unos cuantos espabilados en la península Ibérica y también en Grecia se les ocurrió entonces que podían ofrecer, vía Internet, a los suecos tabaco y alcohol adquiridos mucho más baratos en España o en Portugal y expedidos a Escandinavia por correo o a través de una empresa de mensajería. A pesar del precio del transporte, el cliente sueco se ahorraría unas coronas. Suecia pertenecía desde hacía dos años a la UE, en la que existe libre circulación de mercancías.

El Ministerio de Economía y Hacienda sueco preveía aumentar su recaudación gracias al aumento de los impuestos, pero ni siquiera consiguió la décima parte del incremento de ingresos presupuestado. En cambio, se disparó el contrabando y las compras por Internet. Entonces, el fisco desenterró el hacha de guerra.

El 1 de julio logró modificar la legislación para que los aduaneros pudieran, entre otras cosas, abrir los paquetes "sospechosos" procedentes de la Península. Media docena de funcionarios de aduanas están exclusivamente dedicados a ello en Arlanda, el aeropuerto de Estocolmo. En la primera semana se incautaron de 1.600 bultos, cuyo contenido sólo entregan a sus destinatarios si abonan los impuestos suecos y un recargo del 20%.

"Big Brother puede abrir tu correspondencia", tituló a toda página el diario sensacionalista de Estocolmo Expressen. Ponía así de manifiesto el malestar de muchos suecos ante los procedimientos de la aduana. Más de 5.000 ciudadanos han escrito además a la delegación en Suecia de la Comisión Europea quejándose de las trabas que pone su Gobierno a la libre circulación de mercancías, dogma de fe de los tratados comunitarios. Varias decenas han ido incluso más lejos denunciando a Hacienda ante los tribunales por violación de la correspondencia. "La ley sueca quedará invalidada cuando el asunto acabe ante el Tribunal de Justicia de la UE", vaticinaba Carl-Michael Quitzow, catedrático de la Universidad de Lund.

Hacienda no da su brazo a torcer. "Los reglamentos comunitarios obligan a abonar los impuestos suecos en las ventas de productos a los consumidores residentes en Suecia", cualquiera que sea el método de venta, asegura una nota del Ministerio de Hacienda remitida a este periódico. "Confiamos plenamente en los fundamentos jurídicos de la nueva ley", afirma Carl-Gustav Fernlund, jefe de los impuestos especiales.

Paralelamente, el fisco sueco no ha tenido más remedio que bajar en agosto, por primera vez en su historia, los impuestos que gravan el tabaco. La cajetilla de rubio cayó a 648 pesetas, casi el doble que en España.

A las razones fiscales, las autoridades suecas añaden otras, sanitarias, para justificar su mano dura con los "contrabandistas" ibéricos y sus clientes. Argumentan que el consumo de alcohol y tabaco está en aumento, sobre todo entre los jóvenes.

De la Vega, de Minitraders, se despidió de sus clientes suecos agradeciéndoles su fidelidad. Ahora, en vez de tabaco o de alcohol, intenta vender medicinas a los ingleses a través de Internet. Otros persisten en el empeño sin, aparentemente, demasiados problemas. Envían puros o tabaco para pipa a Suecia, pero, cuando reciben la llamada del periodista piden que ni siquiera se cite el nombre de su empresita, "no vaya a ser que nos convirtamos en blanco de la aduana sueca". "Hasta ahora, y espero que por mucho tiempo, los rayos X suecos detectan cajetillas de pitillos, pero no los puros", afirma un proveedor de habanos.

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