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Reportaje:

Un mercado para el siglo XXI

La rehabilitación del mercado de San Miguel apuesta por vivificar el pequeño comercio en Madrid

El mercado de San Miguel, uno de los decanos del centro de Madrid, afronta desde hace un mes una rehabilitación especial. Su consolidación, ideada por el arquitecto Juan Ramón García Barquero, persigue atajar el acentuado deterioro que afectaba a su pilotaje, ornamentación y cubiertas.Precisamente, la complejidad del diseño del tejado acentuó hasta extremos peligrosos la erosión de la parte superior del edificio.Será subsanada mediante la renovación completa de sus tejas y pináculos. Cuando la consolidación culmine, en el tramo final del mes de diciembre o en fechas contiguas, el mercado podrá adentrarse en el siglo XXI con una fisonomía casi idéntica a aquélla con la que ha sobrellevado, elegantemente, esta centuria. Se trata de un edificio de distinguida planta, enclavado en las inmediaciones del Arco de Cuchilleros y a un suspiro de la plaza de la Villa. Es monumento histórico artístico y goza de protección especial. El solar fue ocupado por la iglesia de San Miguel hasta el reinado de José Bonaparte, a principios del siglo pasado. Sobre sus ruinas nació un mercadillo. Algunos próceres madrileños lo compraron y siempre ha sido de propiedad privada.

De base rectangular columnada con estilizados fustes de hierro fino, la peculiaridad arquitectónica más visible del mercado, construido en 1915, reside en un deambulatorio que se abre entre el perímetro que ocupa y el quicio de los puestos comerciales. Esta calle, acristalada y amplia, permite contemplar transparentemente a vendedores y usuarios, en una suerte de metáfora de lo que ha de ser la práctica del comercio de alimentos entre los madrileños: amistad y transparencia. Tal carácter del mercado de San Miguel es el que, tras la consolidación, podrá ser perpetuado. Al menos ése es el propósito del arquitecto Juan Ramón García Barquero y de la directora general de Comercio y Consumo de la Comunidad de Madrid, Concepción Guerra: "Queremos vivificar los mercados madrileños para que puedan seguir ofreciendo a una franja de consumidores lo que tradicionalmente han buscado y hallado en ellos. Las grandes superficies", añade Guerra, "tienen una lógica diferente; queremos mantener esa diversidad", subraya. El mercado pertenece a una comunidad formada por 76 propietarios, de los que 38 mantienen abiertos sus puestos. De las 191.128.927 pesetas que la obra va costar, la Comunidad Europea sufragará unos 150 millones. Del resto se harán cargo los propietarios. "Los puestos cerrados serán reabiertos si conseguimos publicidad, un área de carga y descarga y estacionamiento fraccionado para clientes", anhela José Luis Gamo, presidente en funciones de los propietarios.

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