Aznar encarga a Rajoy el programa electoral de las autonómicas

José María Aznar ha encargado al ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, la elaboración del programa autonómico y municipal del PP para las elecciones de junio de 1999. Rajoy se ajusta al perfil deseado por Aznar para este cometido por su conocimiento del Estado de las autonomías y su talante moderado, en un momento, además, en que el jefe del Gobierno quiere resaltar esta imagen del PP.

Aznar ha elegido a Rajoy, como al nuevo portavoz del Gobierno, Josep Piqué, en busca de esa imagen de "centro reformista" con la que trata de despegar en los sondeos de opinión respecto del PSOE. Rajoy adelantó ayer las pretensiones del Ejecutivo, que se plasmarán en "una radicalización de las políticas reformistas que ha realizado el Gobierno en los últimos años". Esto es, no en proyectos futuros, sino en una campaña propagandística sobre lo ya realizado.Rajoy cuenta con el aval de que es uno de los pocos ministros del Gobierno del PP que ha alcanzado acuerdos con el PSOE, como el pacto contra el transfuguismo y la reforma de los estatutos de las comunidades de vía lenta. Precisamente, el viernes, Rajoy presentó en el primer Consejo de Ministros, tras las vacaciones veraniegas, un informe sobre la reforma de los estatutos de vía lenta, que afecta a diez comunidades autónomas (Aragón, Canarias, las dos Castillas, Murcia, Madrid, Cantabria, Asturias, Baleares, La Rioja y Extremadura).

Rajoy concluyó que para primeros de año, pero en todo caso, antes de las elecciones municipales y autonómicas de junio, el proceso estará culminado con la reforma de todos los estatutos que iguala las competencias en servicios básicos en las 17 comunidades.

Destacó también que este proceso lo ha pactado básicamente con el PSOE, primero en el ámbito central con los secretarios de política autonómica, Txiki Benegas y Ramón Jáuregui, y posteriormente lo han hecho ambos partidos nacionales en cada una de las diez comunidades afectadas por el proceso.

Estas observaciones dieron pie a Piqué, el viernes pasado, tras el Consejo de Ministros, a resaltar el primer objetivo del Gobierno en este momento, ofrecer la imagen de diálogo con el PSOE por su rentabilidad política. Piqué destacó, sobre la base de estos acuerdos, que las relaciones entre el Gobierno y PSOE no estaban rotas y, por tanto, no era tan insólito el encuentro entre Aznar y Almunia.Sin embargo, el secretario de política autonómica del PSOE, Ramón Jáuregui, concede escasa importancia a los acuerdos alcanzados con Rajoy. A su juicio, ambos estaban obligados como prolongación de los pactos autonómicos que en 1992 firmaron el entonces jefe del Gobierno, Felipe González, y el líder del PP, José María Aznar.

Jáuregui insiste en que estos acuerdos se arrastran desde hace años y "ahora culminan por razones de calendario". Se refiere a la igualación de competencias en materia de servicios básicos entre las comunidades con menor desarrollo autonómico y las de mayor, que se plasmará en la cesión de la sanidad, el Inserso y nuevas atribuciones a los Parlamentos autonómicos para aquéllas.

El dirigente socialista valora que estos acuerdos "no aportan nada nuevo a los temas de actualidad" porque "en las cuestiones clave en materia autonómica, el desacuerdo entre el Gobierno y el PSOE es total. No hay acuerdo en la financiación de las autonomías, la reforma del Senado y el traspaso de competencias de las autonomías a los ayuntamientos".

El secretario de política autonómica del PSOE no cree que la reunión entre Aznar y Almunia vaya a servir para desbloquear estas diferencias porque "el Gobierno tiene unos compromisos con sus socios nacionalistas en materia autonómica a los que le resulta muy difícil renunciar".

Jáuregui extiende su escepticismo sobre los resultados del encuentro entre Aznar y Almunia. "Nos gustaría poder influir favorablemente en un giro centrista del Gobierno del PP, pero me temo que estamos ante una colección de gestos por parte de Aznar y no ante una actitud sincera de diálogo para buscar acuerdos con nosotros".