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Crítica:FESTIVAL DE UTRECHT
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El triunfo de la gran música española

Luis Gago

Mientras prosigue sus sesiones el simposio internacional sobre las mil y una maneras de entender e interpretar el bajo continuo barroco, los conciertos se suceden en Utrecht a un ritmo imparable.No debieron de ser estas tierras donde más se sintió en 1598 la muerte de Felipe II, recordada ahora por doquier. Ello no ha impedido que se haya elegido la efemérides como uno de los temas centrales del festival, lo que se ha traducido en un importante desembarco de música española del siglo XVI, servida únicamente hasta ahora, eso sí, por músicos británicos. Abrió el fuego el Gabrieli Consort con dos programas fúnebres, uno centrado en una hipotética reconstrucción de un funeral por FelipeII (con la Missa pro defunctis, de Morales de 1544 como eje) y otro con el soberbio Officium defunctorum, de Victoria, nacido para las exequias de su hermana, la emperatriz María, en 1603.

Paul McCreesh conoce bien ambas obras e intenta situarlas en el hipotético contexto litúrgico en que vieron la luz. Los resultados fueron mejores en Victoria: los cantantes estaban menos cansados (el concierto del día anterior terminó al filo de la medianoche) y la estructura elegida era más coherente.

No apagó McCreesh, sin embargo, los ecos de la inolvidable versión que Bruno Turner dirigió en el monasterio de la Encarnación de Madrid en 1993, un hito interpretativo de la obra. Pero sus cantantes derrochan disciplina, están curtidos en mil batallas y poseen una clase excepcional. McCreesh abusa a veces de sus posibilidades dinámicas y fuerza en exceso los clímax. Los suyos han sido, con todo, los conciertos que han conocido los llenos más incontestables.

Harry Christophers y The Sixteen mostraron otro modo bien diferente de abordar este repertorio en sus lecturas de obras de Lobo, Cotes, Guerrero y el propio Victoria, escoltadas por páginas inglesas de Tallis y Sheppard. Fue un coro mixto y no un conjunto de solistas masculinos quienes dieron vida a una selección de piezas sueltas sin ilación entre sí y sin pretensión alguna de coherencia litúrgica. También aquí un público entregado acudió en masa al reclamo de la gran música española.

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Sobre la firma

Luis Gago
Luis Gago (Madrid, 1961) es crítico de música clásica de EL PAÍS. Con formación jurídica y musical, se decantó profesionalmente por la segunda. Además de tocarla, escribe, traduce y habla sobre música, intentando entenderla y ayudar a entenderla. Sus cuatro bes son Bach, Beethoven, Brahms y Britten, pero le gusta recorrer y agotar todo el alfabeto.

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