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El rito anual de Silos y Quintanilla

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar, "hombre ordenado y metódico", como a él le gusta definirse, cumplió ayer el rito de todos los años en su primera jornada tras las vacaciones veraniegas y su tradicional audiencia con el Rey en el palacio de Marivent (Mallorca). Al mediodía, y en un helicóptero, arribó al monasterio de Silos, donde fue recibido por su abad, Clemente Serna. Comió, en silencio, con los monjes mientras escuchaba un texto del Papa Pablo VI sobre las relaciones entre España y el Vaticano durante la transición política española. Los monjes le regalaron una copia del texto original de la Regla de San Benito.Tras el almuerzo jugó una partida de dominó en un hotel, justo enfrente del monasterio. Su pareja fue un vecino de Silos y sus contrincantes, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, y un guardia civil retirado. Aznar perdió la partida en esta ocasión y acordó con Lucas que la definitiva se decidirá el año que viene, ya que el anterior el perdedor fue el presidente de la Junta de Castilla y León.

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Tras la partida de dominó, Aznar se dirigió a Atapuerca, donde se interesó por el avance de sus excavaciones. Finalizó su jornada castellano-leonesa en Quintanilla de Onésimo (Valladolid), con la cena tradicional en la que también pronunció, como todos los años, su discurso de arranque de temporada. Paso por paso, Aznar cumplió con su rito anual.

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