Agricultura
Mientras la España urbana remoja sus neuronas, otra se afana sacando sus frutos. Hablar de agricultores procede, señor director, porque algo importante sucede, aquí y ahora, a lomos del tractor. Cosechar es un verbo adecuado y algunos españolitos quisieran, en ferragosto, hablar de problemas que esta sociedad, casi siempre, relega al olvido. Y así nos luce el pelo. A la España que bosteza, cara al sol, a la España somnolienta y perezosa que prepara ya sus motores para la rentrée, sólo un ruego: mirar hacia las raíces siempre es bueno; amar la tierra, otro tanto, y preocuparse más por quienes la trabajan, esencial. El otoño se aproxima y de nuevo vendrán las siembras y la vida fluyendo sin cesar. El hermoso ciclo de la naturaleza abrirá nuevas leyes, y España, ¿seguirá bien? Sigue habiendo varias Españas y no todas marchan según el eslogan al uso. Soy urbanita, y desde el ferragosto de la villa y urbe, paz y descanso para todos. Pero, aunque fuera cierto el eslogan, son los españolitos quienes tienen que ir bien, no esa idea de España que siempre desde el poder se adoctrina.-