Dos estilos marcan el inicio de la campaña electoral alemana
El canciller Helmut Kohl y su rival en las elecciones del próximo mes, Gerhard Schröder, eligieron estrategias distintas para iniciar las citas multitudinarias de sus campañas electorales. El canciller democristiano fue fiel a la tradición y, como cada cuatro años desde las legislativas de 1983, presidió ayer un acto en Dortmund, en la cuenca del Rin. El candidato socialdemócrata, por su parte, realizó un triple salto y, desplazándose en un avión fletado por su partido, actúo el sábado al aire libre en Berlín, Munich y Bonn, respectivamente. En Dortmund, los 18.000 entusiastas que llenaban la Gran Sala de Espectáculos de la ciudad asistieron al inicio de la contraofensiva de Kohl.
Tras una etapa de mayor inseguridad, el canciller ha recuperado su combatividad, espoleado por el acortamiento de la distancia que le separa de Schröder, el favorito. Si se comparan las jornadas, Kohl salió ganando en profundidad, pero Schröder lo hizo en dinamismo. El canciller se concentró en los grandes logros de los 16 años de su gestión, especialmente la reunificación del país, y en la necesidad de que Alemania esté dirigida por líderes expertos para afrontar sus responsabilidades europeas y mundiales del futuro.
Schröder atacó al canciller donde más le duele, el desempleo, y reiteró la promesa de restablecer las prestaciones sociales reducidas por la coalición democristiana-liberal. Kohl prometió que la cifra de los desempleados en Alemania se reducirá por debajo de los cuatro millones este mismo año. El todavía canciller federal se ha reencontrado a sí mismo y se mueve de nuevo con seguridad en su propio terreno.
Magnitud histórica
La importancia dada a la reunificación quedó patente ayer en la selección de políticos que acompañaban en el mitin de Dortmund al canciller sobre el escenario, entre ellos la ministra de Energía, Angela Merkel, que viene de Alemania Oriental, el jefe del Gobierno de Sajonia, Kurt Biedenkopf, y el nuevo consejero económico Lotar Späth, que preside la fábrica de alta tecnología Jenaoptik en Jena. Ante un público que hacía ondear banderitas alemanas con las estrellas de la Unión Europea, los pesos pesados de la democracia cristiana alemana insistieron en la magnitud histórica del proceso de reunificación y lo difícil de imaginar que ésta resultaba en 1982, cuando, en plena guerra fría, el canciller asumió el poder tras la caída de la coalición socialdemócrata-liberal que presidía Helmut Schmidt.
"Los 16 años de Helmut Kohl han sido los mejores desde 1945", exclamó el ministro de Finanzas, Theo Weigel, presidente de la Unión Social Cristiana de Baviera. "Kohl es el canciller de Europa. Lo necesitamos", afirmó Waigel, según el cual nunca un político alemán fue tan "respetado" y "apreciado" en las capitales europeas como Kohl.
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