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Entrevista:SAMIR AMIN : ECONOMISTA

"La crisis asiática supondrá la devaluación masiva del capital mundial"

Fernando Gualdoni

Hace diez años, el economista egipcio Samir Amin dijo que la globalización mediante la apertura de los mercados no serviría para frenar los crecientes desequilibrios sociales y económicos entre los diferentes países del planeta, sino más bien para profundizarlos. Lo peor que puede suceder, tanto para este catedrádito de economía de la Universidad de Dakar (Senegal) de 67 años como para todo el mundo, es que cuando miremos en retrospectiva los efectos de la actual crisis financiera internacional haya tenido razón.Pregunta. ¿Representa la crisis asiática el fin del modelo de libre mercado que, según dijo usted en 1988, llenó el vacío dejado por los modelos keynesiano y socialista? Respuesta. Tal vez. Los modelos económicos de posguerra que lograron el rápido crecimiento, aunque desigual, para tres zonas del mundo, el Oeste, Este y Sur, crearon condiciones más o menos favorables para la clase trabajadora y sobre la base de tres compromisos sociales históricos. En los países capitalistas del Oeste fue entre el trabajo y el capital: los salarios debían subir al mismo nivel que la productividad. En este modelo, el mercado era controlado para que sirviese al objetivo final, un compromiso continuo en beneficio de todos: borrar la desigualdad social y reducir el paro hasta niveles mínimos. El Tercer Mundo, por su parte, se afirmaba en un desarrollo abierto a las ventajas de la interdependencia, dominada, eso sí, nacionalmente. En el Este, el modelo soviético se refugió en un tercer modelo, hostil a la interdependencia. Los tres modelos, aunque desigualmente, fueron exitosos.

P. ¿Y por qué se agotaron?

R. Porque alcanzaron su techo histórico. La gente vivió los tres modelos como si fueran eternos. No se preparó para ir más allá, y cuando los modelos se erosionaron gradualmente dieron paso a la crisis. El fin de la ilusión en los tres modelos creó una nueva ilusión, la de que los mercados podrían crear las condiciones para una nueva ola de crecimiento global. Se creyó que el mundo podía ser dirigido como un mercado. Pero el resultado está ahí, y es que el neoliberalismo no llevó el crecimiento en todas partes, sino lo contrario: el estancamiento. Ésta es la crisis del capitalismo.

P. ¿Qué característcas tiene esta crisis del capitalismo?

R. La crisis consiste en enormes sumas de capital que no consiguen encontrar un punto de inversión en su permanente expansión. Este desequilibrio, creado por el neoliberalismo y por la ilusión de que el mercado se puede autorregular, conllevará la profundización de la crisis, y el resultado de ello será la desvalorización masiva del capital mundial a través de la financiación del sistema, que crea vías alternativas de inversión de capital en el mundo financiero. Estas vías consisten en especular sobre las tasas de interés, los tipos de cambio, etcétera. El dinero crea más dinero sin moverse hacia la producción.

P. ¿Podrá la fortaleza de la economía estadounidense evitar la devaluación?

R. La crisis asiática no sucede allí por casualidad mientras que al resto del mundo le va bien. Es parte de la crisis mundial. Es la continuación de la crisis de deuda de 1982, la de Wall Street de 1987, y la del peso mexicano a finales de 1994. La crisis de Asia es una de éstas. Lo que ha sucedido en Tailandia, Indonesia, Malaisia, Singapur y Filipinas está relacionado con el exceso de capital que fue a parar a la especulación. En el caso de Corea y, eventualmente, en el de China, no se puede hablar de la crisis asiática como si fuera todo lo mismo. Son diferentes formas de la crisis del capitalismo.

P. ¿Pero es esta crisis mucho más grave que las anteriores?

R. Ésta es la primera vez que la crisis no puede ser abordada, que se extiende y contamina, y esto se refleja en Japón, el país más involucrado en inversiones de capital especulativo en los países asiáticos. Hay muchas indicaciones de que esta crisis es más severa, por lo que una devaluación masiva del capital será muy difícil de evitar.

P. ¿Por qué ha diferenciado las crisis de Corea del Sur del resto de las del sureste asiático?

R. La crisis de Corea del Sur es menor. Si se observa, el déficit de la balanza comercial surcoreana en relación con el ingreso per cápita es nula. Es una crisis por las que Italia o Francia han pasado varias veces y que pueden ser paliadas con reformas del sistema bancario o fiscal, sin necesidad de mucho más. El problema es que detrás de esta crisis está el interés de Estados Unidos por desmantelar el intento de Corea del Sur de convertirse en un centro del capitalismo mundial.

P. ¿Por qué Estados Unidos tendría interés en desmantelar el modelo surcoreano?

R. Porque de ello depende de que pueda frenar a China. China tiene un proyecto de capitalismo nacional, muy en la línea del modelo surcoreano pero a gran escala. Durante muchos años, muchos analistas creyeron que Hong Kong iba a absorber a China, pero será ésta la que absorba a Hong Kong. China se estaba moviendo hacia la apertura de los capitales dos años atrás, pero cuando empezó la crisis decidió posponer ese paso y ahora no está en la agenda a medio plazo. China no está abierta a la entrada de capital especulativo como lo ha estado América Latina. India tampoco, y el capital especulativo ya ha perdido dos grandes mercados. Corea esta pensando ahora en controlar lo flujos especulativos y Tailandia y Malaisia también.

P. ¿Qué debe hacer Japón para salir de la recesión?

R. Japón quiere una devaluación para exportar la crisis. A la economía japonesa no le conviene una China o Corea competitivas, por lo que es posible que deje caer el yen para forzar la devaluación de la divisa china. Tanto Japón como Alemania han actuado como potencias imperiales regionales, pero detrás de Estados Unidos y protegiendo los intereses estadounidenses, a cambio de un control regional para su expansión: Japón, hacia el sureste asiático, y Alemania, hacia Europa del Este. A esta hegemonía la desafían Corea, China y, más modestamente, India.

P. ¿Qué pasará tras la crisis?

R. Habrá una ofensiva contra la globalización que obligará a los partidos socialdemócratas del Oeste a moverse desde un movimiento defensivo que acepta la globalización y trata de restringir los efectos negativos de ésta sobre la clases deprimidas hacia una contraofensiva contra el enlace entre el sistema capitalista y la especulación financiera.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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