Los rebeldes congoleños aseguran que sus fuerzas están a 30 kilómetros de Kinshasa
En medio de la más interesada confusión, el conflicto interno de la República Democrática de Congo (RDC) se encamina a marchas forzadas hacia una guerra regional. La rebelión que persigue derrocar al presidente Laurent Kabila aseguró ayer que sus avanzadillas se encontraban ya en Kasangulu, a 30 kilómetros al suroeste de Kinshasa, y que sus defensas antiaéreas habían derribado tres aviones de combate, dos de ellos de Zimbabue, que, junto con Angola, ha intervenido a favor de las fuerzas gubernamentales. Pero tanto las autoridades de Kinshasa como las de Harare desmintieron estas informaciones y afirmaron que sus Fuerzas Aéreas estaban bombardeando las bases rebeldes.
La guerra de propaganda que acompaña a los combates confirmó indirectamente la implicación de Angola en el conflicto de la RDC. La coalición rebelde encabezada por los banyamulenges (tutsis congoleños), con el apoyo exterior de Ruanda y Uganda, aseguró que sus unidades estaban frenando el avance de una columna de blindados desde Cabinda, el enclave petrolífero angoleño situado al norte del río Congo. El Gobierno del presidente Robert Mugabe, cuyas tropas han acudido en apoyo de las fuerzas de Kabila, tampoco dudó en desmentir ayer el derribo de dos de sus cazas Mig 21 por la artillería antiaérea de los rebeldes congoleños.
También el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, amenazaba ayer con intervenir militarmente en la RDC si se confirmaba la presencia de tropas extranjeras en las filas de Kabila.
Los rebeldes congoleños, mientras tanto, aseguraban que sus fuerzas estaban avanzando en todos los frentes, según un comunicado suscrito por su jefe político, Ernest Wamba dia Wamba, y se encontraban ya en las mismas puertas de Kinshasa.
Bombardeos aéreos
Los transportistas de Kinshasa confirmaron que la carretera que une la capital con Kasangulu se encontraba ayer cerrada, pero el ministro de Información de la RDC, Didier Mumengi, calificó de "ridículas" estas informaciones. "Las Fuerzas Armadas han intensificado los bombardeos aéreos contra las posiciones rebeldes en el suroeste de Kinshasa", afirmó Mumengi, quien explicó que los refuerzos llegados desde Zimbabue "están armonizando sus planes con las tropas congoleñas para preparar una respuesta militar" a la rebelión. Otras fuentes gubernamentales de Kinshasa revelaron a su vez que "las fuerzas angoleñas habían intervenido por la retaguardia" para sorprender a los rebeldes entre dos fuegos.
Entretanto, los esfuerzos del presidente surafricano, Nelson Mandela, para hallar una solución negociada y pacífica al conflicto congoleño parecieron caer en saco roto tras el boicoteo de dos de los principales protagonistas, Kabila y Mugabe, a la cumbre de la Comunidad de Desarrollo de África del Sur que su Gobierno había convocado ayer en Pretoria.
El portavoz de Mandela, Parks Mankahlana, precisó que la cumbre había quedado aplazada ante el retraso de la delegación de la RDC, que llegó a última hora de la tarde de ayer a la capital surafricana bajo la dirección del ministro de Justicia congoleño, Mwenze Kongolo. Tanto Uganda como Ruanda, los dos principales aliados de la rebelión, se encontraban representadas por sus jefes de Estado, en calidad de observadores, pero Kabila alegó que su médico le había prescrito reposo para excusar su presencia en Pretoria. Mugabe también hizo saber a los organizadores surafricanos que no iba a participar personalmente en los trabajos de la cumbre de la organización regional de África austral, que se encuentra dividida entre los partidarios de intervenir militarmente en apoyo de las autoridades de Kinshasa (como Zimbabue y Angola, Namibia, Zambia y Tanzania) y los los que defienden una solución negociada (como Suráfrica y Botsuana).
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