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"Tenía dos casas y hoy no tengo un metro cuadrado"

20.000 desplazados de Kosovo aguardan con angustia la llegada del frío excondidos junto al río Bistrica

Hazer Homzai, de 43 años, es afortunado a pesar de su tragedia personal. Ha conseguido refugio para los 28 miembros de su familia en una casa a medio construir en Brolic, después de haber pasado una semana a la intemperie en el bosque tras huir de Gllogjan, una aldea destruida por las unidades especiales del Ejército yugoslavo. Su relato es cadencioso e incluso objetivo, como si en realidad estuviera relatando el drama de otra familia. "Hace 10 días nuestra aldea fue atacada por la policía especial serbia. Huimos en un viejo camión con algunos sacos de harina que habíamos almacenado, y nos refugiamos en el bosque. Los niños dormían en la parte de atrás del camión y nosotros en el suelo. Por fin conseguimos que nos prestasen este proyecto de vivienda".

La casa de dos plantas está a medio construir. Cada habitación está ocupada por una media de 15 personas. Una vieja cocina de carbón sirve para calentar la comida. Hazer, albañil de profesión, es consciente de que debe empezar de nuevo de cero como hace 19 años cuando emigró a Suiza. "Trabajé 17 años como una bestia. Ahorré el dinero suficiente para construir dos casas y ahora no tengo ni un solo metro cuadrado para poder vivir".

Los albaneses de Kosovo viven el horror con naturalidad. Hazer señala el camino por donde pasa un carromato que traslada a otra familia. "Mire, llevan todo el día buscando un agujero donde meterse. Está todo ocupado, por lo que deberán pasar otra noche en el río con el frío que hace. Como ayer. Como mañana", comenta este hombretón de gigantescas manos.

La población ha huido a zonas más seguras tras el asalto de decenas de aldeas por el Ejército entre Pec, Decani y Djakovica. Unos 20.000 desplazados se han refugiado en bosques, colinas y a la orilla del río Bistrica. Un portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) asegura que unas 120.000 personas están afectadas por el conflicto armado en esta zona. Una gran parte depende de la ayuda humanitaria. La familia Homzai no tiene futuro. No puede volver a su aldea y no puede quedarse en la casa ocupada. Además, la zona es una bolsa controlada por el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) que puede ser atacada en los próximos días por el Ejército yugoslavo. La carretera entre Pec y Decani está bajo el control serbio. Un convoy humanitario formado por siete camiones se desvía de esta ruta principal y se dirige a Streorce, sorteando decenas de barricadas vacías del ELK. Los guerrilleros habían conseguido asomarse a esta carretera y ponían en jaque a las unidades serbias. Pero la reciente ofensiva les ha obligado a replegarse. Decenas de jóvenes llegan de los alrededores y participan en la descarga de los camiones. Son guerrilleros confundidos entre los civiles.

ACNUR bombea la esperanza con cuentagotas entre las decenas de desplazados, pero trabaja con un tercio de lo presupuestado. Eduardo Arboleda, jefe de la misión de ACNUR en Kosovo, afirma que "el número de casos de niños deshidratados y afectados por diarreas se ha incrementado en el área del río Bistrica. El invierno puede traer una catástrofe ", afirma Arboleda.

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