El informe forense confirma que la niña arrojada por la ventana sufrió abusos
La niña Bárbara C. M., de cuatro años, que fue arrojada desde una cuarta planta por el joven Lázaro, de 17 años, en la calle de Aiguablava del barrio de Trinitat Nova, ha recuperado ya la consciencia y la orientación y mantiene las constantes vitales, según el parte médico facilitado por el hospital de Vall d"Hebron. Por otro lado, fuentes de la familia han confirmado que el médico forense ha asegurado que la menor había sido sometida a abusos sexuales. El joven agresor se encuentra detenido en los calabozos, después de que un médico forense lo examinara por orden del juez. Anteriormente ya había sido llevado al centro de asistencia sanitaria Pere Camps por la Policía Municipal, ya que fue objeto de alguna agresión por parte de vecinos, aunque no sufrió heridas graves y poco después era conducido a dependencias policiales. Los vecinos han negado que se produjera ningún intento de linchamiento, aunque reconocen que hubo insultos, amenazas y algún golpe por parte de uno de los familiares de la niña que no pudo contener su rabia. Ayer por la tarde todavía no se había tomado declaración al detenido y estaba previsto que fuera el último en declarar, después de todos los testigos, por lo que no era probable que pasara todavía a disposición judicial. Caída amortiguada Testigos presenciales han explicado que un tendedero situado en la primera planta amortiguó el golpe de la caída desde el cuarto piso. Pese a ello, el impacto fue tan fuerte que rompió varias macetas que había en el suelo. La niña quedó totalmente inconsciente. Quienes la recogieron observaron que tenía la ropa interior bajada y con manchas de sangre. Para disimular su acción, el joven se asomó por la ventana y preguntó qué sucedía. Lázaro no tenía un comportamiento normal ya que era frecuente verle arrojar objetos por la ventana e incluso había llegado a tirar piedras a los coches. Se ha dicho también que en su habitación se descubrieron varias muñecas y piezas de ropa interior. También se encontraron restos de sangre. Algunos vecinos afirmaban no comprender cómo se le había aceptado en un curso de socorrista de la Cruz Roja. No era la primera vez que el detenido agredía sexualmente a una niña. El año pasado, la pequeña Victoria, que vivía en el mismo rellano, manifestó que el joven le había realizado tocamientos después de que, según algunos vecinos, se colara en su habitación por el patio de luces. Pero la familia no lo denunció. Ayer por la mañana, la madre del joven detenido tuvo que ser asistida al sufrir una crisis nerviosa. También la madre de la niña tuvo que ser asistida por la misma causa el día anterior. La consternación dominaba ayer el barrio. Un debate estaba abierto: qué hacer con una persona que presenta un comportamiento psíquico anormal y puede presentar conductas agresivas.
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