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Con relación a la carta del embajador del Ecuador en España,Blasco Peñaherrera, publicada el pasado día 18, en el diario de su digna dirección, en esta misma sección, permítame formular los siguientes comentarios: No está en el ánimo del pueblo peruano y de su Gobierno el entrar a polemizar sobre situaciones que han sido felizmente superadas, gracias a la eficaz colaboración de los Países Garantes del Protocolo de Río de Janeiro. Es suficiente destacar que es contrario a toda norma de convivencia pacífica el pensar que quien se introduce ilegalmente en el territorio de otro país, pretenda imponer las condiciones de su retiro. La vocación de paz y la buena disposición del Perú se pusieron de manifiesto precisamente en la aceptación de la iniciativa formulada por la Misión de Observadores Militares de Ecuador y Perú (MOMEP). Esta iniciativa, destinada a establecer una zona de control y vigilancia de carácter transitorio y excepcional, ha tenido la virtud, como medio pacífico, de disipar el riesgo de un conflicto armado y lograr el retiro de efectivos ecuatorianos infiltrados en territorio peruano. Y nos complace que esta iniciativa haya sido aceptada también por el Ecuador.

En cuanto a la afirmación de que en la indicada zona "no se ha establecido una línea de frontera", es absolutamente inexacta toda vez que el Protocolo de Río de Janeiro de 1942 establece en forma definitiva los límites entre el Perú y Ecuador, aclarada de manera obligatoria por el Laudo Arbitral de Braz Días de Aguiar y, ahora, confirmada por los pareceres jurídico-técnicos de los expertos designados por los Países Garantes. Consecuentemente, la línea de frontera en esta zona pasa por las altas cumbres de la cordillera del Cóndor. De esta forma, las posibles dudas de aplicación por parte de Ecuador han quedado absolutamente esclarecidas.

Los comentarios del embajador Blasco Peñaherrera, tienden a confundir a la opinión pública, en un tema que es absolutamente claro. Se trata de aplicar plenamente el Protocolo de Río de Janeiro, suscrito por los gobiernos del Perú y Ecuador, ratificado por los Congresos de ambos países y cuyos instrumentos de ratificación fueron intercambiados en Petrópolis, Brasil, el 31 de marzo de 1942, con lo que quedó completamente perfeccionado. Conforme lo han indicado el señor presidente del Perú, Alberto Fujimori, y el Canciller, Eduardo Ferrero, superada la situación militar comentada, sólo nos resta trabajar incansablemente para que, por la vía pacífica y diplomática, se logre alcanzar un acuerdo global y definitivo, dentro del marco del Protocolo de Río de Janeiro de 1942, que permita la convivencia en paz y el desarrollo de nuestros pueblos.- , ministro encargado de negocios a.i. de la Embajada del Perú en España.