Los amigos y colaboradores están enfadados y decepcionados

Eran, y algunos lo son todavía, sus amigos y colaboradores. Y ayer se sentían totalmente decepcionados y engañados por la confesión del presidente Bill Clinton, después de dar la cara por él durante siete meses en comparecencias públicas, filtraciones a los medios y artículos de opinión. "Me siento decepcionada. Estoy enfadada", declaró ayer su antigua secretaria de prensa y amiga desde los tiempos de Arkanas, Dee Dee Myers. "Ha hecho pasar un infierno a sus colaboradores y les debe una disculpa o se tendrán que marchar".

Iguales sentimientos expresó Leon Panetta, primer director de gabinete de Clinton. "Clinton debe a sus colaboradores una disculpa muy personal, porque no se puede mandar al personal a dar la cara con declaraciones falsas", manifestó Panetta.

Otro amigo de Arkansas y antiguo director de comunicaciones de la Casa Blanca, George Stephanopoulos, manifestó su convicción que los defensores de Clinton mostrarían su irritación "a medida que pase el tiempo".

En cuanto al actual portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry, todavía no había decidido sobre sus sentimientos. McCurry, que abandonará su puesto en octubre, declaró que, "como el resto del pueblo americano, nos pronunciaremos sobre nuestros sentimientos a su debido tiempo".

Otro amigo íntimo y ex jefe de la oficina jurídica de la Casa Blanca, Lanny Davis, manifestó que su decepción no era personal sino histórica: "Soy su amigo y permaneceré a su lado en estos momentos difíciles. Mi decepción es que esta presidencia debería ser juzgada como una gran presidencia y ahora, a causa de lo sucedido, tendremos que trabajar duro para conseguirlo".