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LA PLAYA

Para bucear...

La aproximación al agua debe ser cuidadosa. En lo seco, por la posibilidad de dañarse las plantas de los pies al pisar alguna piedrecilla puntiaguda. Donde llega la marea, por la capa de musgo y algas que hace muy resbaladizas las plataformas desde las que zambullirse en el mar. Si se consiguen sortear estos obstáculos, el premio está a la altura de las circunstancias: la posibilidad de sumergirse en unas aguas que, cuando están claras, dejan ver un fondo marino de rocas y vegetación en el que se esconden pulpos y cangrejos y transitan las doradas. Todo un paraíso para los aficionados al buceo sin posibilidad de ir mar adentro.

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Tranquilidad entre las piedras
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