Pulgas y chinches huyen de la higiene
Las chinches, de las que existen innumerables especies, proliferan por todas partes; las hay de tierra, de agua, las que viven en los árboles, y las que se acomodan en las casas, entre los seres humanos, que son las más comunes y conocidas. Todas tienen un pico taladrador-succionador que les sirve para chupar la sangre y los jugos de la piel. El hábitat en el que mejor se desenvuelven es aquél en el que hay suciedad; por eso, el mejor sistema para combatirlas es la higiene. En general, sus picaduras no son muy dolorosas, aunque sí molestas. De todos modos, depende de la especie que a uno le pique; las que viven en el agua, por ejemplo, si se les molesta, son muy agresiva; y entre las que habitan en el campo, también las hay que sí producen bastante dolor. Hasta ahora no se ha demostrado que transmitan enfermedades, aunque sí pueden provocar infecciones. Refiriéndonos a las chinches que suelen aparecer en la cama, el primer síntoma de su agresión es el escozor. Y en el caso de niños mal alimentados, su relación continuada con las chinches puede llegar a provocarles una anemia. Para tratar estas picaduras los analgésicos y antisépticos son suficientes; y para evitar que aparezcan, o para acabar con ellas, ya lo hemos dicho, no hay nada mejor que la higiene. En cuanto a las pulgas, diminutas, marrones... -sobradamente conocidas por todos-, sus larvas se desarrollan en las ranuras del suelo, o bajo las alfombras. Conviene recordar que los animales domésticos (perros y gatos) suelen tenerlas. También para acabar con las pulgas la mejor medida preventiva, la más eficaz, es la higiene. De sus picaduras puede decirse que en ningún caso son graves; si acaso generan enrojecimiento e inflamación en la zona afectada;a veces provocan alguna infección secundaria,o reacciones alérgicas. En cuanto al tratamiento, simplemente lavar con agua y colocar un antiséptico; si se observase una fuerte reacción, acudir al médico.
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