Un coche bomba mata a 26 personas en el peor atentado del conflicto en el Ulster
Un coche repleto de explosivos transformó ayer una calle norirlandesa en un volcán de metralla y mató a por lo menos 26 personas, incluyendo mujeres, 5 niños y un bebé de 18 meses, en el más sangriento atentado de las tres décadas de conflicto en Irlanda del Norte. Doce españoles de entre 10 y 15 años resultaron heridos. La sospecha cayó inmediatamente sobre extremistas republicanos contrarios al proceso de paz. Horas después de la gigantesca explosión que estremeció el pueblo de Omagh, brigadas de rescate trataban de extraer a varias víctimas atrapadas en tres edificios destruidos por el atentado.
La bomba causó casi doscientos heridos e, inevitablemente, arrojó aún más odio e incertidumbre sobre el frágil proceso de paz en Irlanda del Norte. La agencia France Presse informó sobre la muerte de un español, aunque esto no fue confirmado. De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores español informó que una docena de jóvenes madrileños que se encontraban visitando la localidad figuran entre los heridos. La explosión se registró a media tarde en una esquina central de Omagh, el hogar de millares de familias de protestantes y católicos a 70 kilómetros al oeste de Belfast, en el condado de Tyrone, ocurrió en los precisos momentos en que la policía evacuaba la calle tras recibir una confusa advertencia. Fue como llevar gente al matadero: según informes iniciales, un interlocutor anónimo que llamó a la policía poco antes de la explosión dio información equivocada sobre la ubicación del coche bomba. Cuando la policía comenzó a evacuar la calle, lo hizo conduciendo a la gente hasta la esquina de Dublin Road y Market Street, el sitio mismo donde había sido aparcado el coche con su potente artefacto explosivo. El líder del Sinn Fein, Gerry Adams, condenó duramente el atentado y se declaró horrorizado. El primer ministro británico, Tony Blair, aseguró anoche que los responsables serían capturados y castigados.
Doce adolescentes españoles resultan heridos en el peor atentado en Irlanda del Norte
Al menos 12 españoles se encuentran entre las 190 personas heridas que ayer colapsaron las urgencias de los hospitales de la zona, según confirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores español. La agencia France Presse, citando fuentes policiales, apuntó que uno de ellos había muerto, mientras otras fuentes únicamente se referían a un español en estado muy grave. La información era confusa esta madrugada sobre las identidades y edades de los españoles. Según Exteriores, se trata de jóvenes que se encontraban en viaje de recreo en Omagh, madrileños en su mayoría, y sus edades rondan los 14 años, informa la agencia Efe. Las autoridades británicas han dispuesto un número de teléfono de información a familiares (07 44 1232 673371). "Había cuerpos de mujeres y de niños con los miembros desperdigados", gritaba Frank Pancok, un hombre de unos cincuenta años que presenció la masacre. "Nunca había visto nada parecido", declaró a la agencia France Presse. "Vi cuerpos por todas partes. He visto cómo los metían en sacos antes de retirarlos", contaba Dorothy Boyle.
Voluntad de matar
Una joven embarazada se arrastraba por el suelo, con las piernas seccionadas. "También había un niño con la mitad de su pierna desgarrada y con un zapato aún puesto", declaró un policía con el uniforme salpicado de sangre. Entre las víctimas mortales hay 15 mujeres y varios niños, uno de ellos un bebé de 18 meses. "Es difícil imaginar que en el espíritu de los que han cometido este atentado haya algo más que voluntad de matar", declaró el jefe de la policía del Ulster, Ronnie Flannagan. Ninguna de las organizaciones extremistas activas en Irlanda del Norte se atribuyó ayer la responsabilidad del peor atentado en el Ulster desde el estallido de la violencia entre protestantes probritánicos y católicos republicanos, hace 30 años. Pero dirigentes protestantes unionistas acusaron inmediatamente a grupos extremistas republicanos. El parlamentario Ken Maginnis, del Partido Unionista del Ulster (UUP), declaró: "La culpa es de los militantes republicanos. Quieren poner a Irlanda del Norte de rodillas. Todos sabemos quiénes son". El atentado fue cuidadosamente planeado para causar el máximo efecto psicológico y letal posible. La población de Omagh se aprestaba a celebrar su festival veraniego en un ambiente de relativa tranquilidad. Toda la zona donde estalló el coche bomba, no lejos de los juzgados, estaba abarrotada de gente que paseaba, entrando y saliendo de las tiendas. Era una tarde soleada y serena. Y, como en la mayor parte del Ulster, había cierta satisfacción por los prometedores avances en el campo político tras el abrumador apoyo popular a la causa de la paz demostrado en el referéndum de mayo pasado. Bombazos y tiroteos han ocurrido en varios puntos del Ulster desde entonces, pero ninguno de esos incidentes consiguió eliminar la fe de la mayoría en el proyecto de paz.
Meses sin incidentes
En Omagh la situación era particularmente alentadora. Hacía meses que no se registraba ningún incidente serio. Tan sólo ocho días atrás, una declaración emitida por la organización paramilitar protestante Fuerza de Voluntarios Lealistas (LVF, en sus siglas inglesas), en sentido de que su tregua era "permanente", había infundido aún mayores esperanzas de un gradual avance hacia la paz en el Ulster. Pero, de repente, todas estas esperanzas se hicieron trizas con el atentado de ayer, cuyo estruendo se escuchó a varios kilómetros de distancia. "¿A esto se le llama paz?", se preguntaba entre sollozos un norirlandés que fue testigo de la carnicería de Omagh. En las calles devastadas por la explosión, ésa era una reacción generalizada de incredulidad y rabia. "Jamás he visto una cosa así", declaró otro hombre, lívido de ira, que contemplaba el caótico vaivén de ambulancias y el movimiento de las brigadas de rescate. El atentado de ayer coincide con el 29 aniversario de la decisión británica de desplazar tropas a Irlanda del Norte.
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