Reunión de urgencia del Gobierno ruso para encontrar soluciones a la crisis financiera
Anatoli Chubáis, el negociador de la deuda externa rusa, y Serguéi Dubinin, presidente del Banco Central, que fueron obligados por el Kremlin a interrumpir urgentemente sus vacaciones y regresar a Moscú, se reunieron ayer con el primer ministro Serguéi Kiriyenko para hacer frente a la crisis financiera y evitar la devaluación del rublo, que sigue bajo fuertes presiones. El presidente Borís Yeltsin, aunque continúa sus vacaciones, se mudó a su residencia de la provincia de Moscú, preparado para regresar al Kremlin en caso de que la crisis se agudice.
La desconfianza de los inversores extranjeros en la economía rusa hizo que la Bolsa de Moscú cayera los primeros cuatro días de la semana, alcanzando su día más negro el jueves, cuando se produjo la mayor caída de los dos últimos años. Al día siguiente, sin embargo, la Bolsa tuvo un fuerte repunte, gracias a las declaraciones de Yeltsin, que aseguró rotundamente que no permitirá la devaluación del rublo, y a los indicios de que los países occidentales estarían dispuestos a dar ayuda complementaria al Kremlin, por encima del megacrédito (por valor de unos 3,4 billones de pesetas en varios plazos) acordado en julio pasado, si la situación se torna insostenible.
El jueves negro de la Bolsa de Moscú fue causado, en parte, por la carta abierta del multimillonario George Soros, en la que hacía un llamamiento a devaluar el rublo en un 15-20%. Ayer, Soros lamentó el efecto que produjo su consejo, y aseguró que fue mal interpretado. "No estaba proponiendo la devaluación del rublo. Estaba proponiendo la creación de un comité de divisas, ante todo para obtener ayuda adicional del G-7, el grupo de países más industrializados del planeta", aseguró en una carta Interfax.
Según el financiero, una vez obtenida esta ayuda, habría que fijar el valor del rublo a un nivel algo menor que el actual. El organismo que propone el inversor impondría una disciplina muy estricta al Gobierno, "ya que no podría emitir ninguna cantidad de dinero si no deposita en moneda extranjera la cantidad equivalente en el comité de divisas", explicó. Soros aseguró no estar interesado en una devaluación del rublo, ya que él mismo ha hecho algunas inversiones en Rusia.
Alarmismo
Soros dice estar seguro de que las autoridades en Washington son conscientes de la seriedad de la situación rusa y que están preparadas para considerar el otorgamiento de apoyo adicional si el Gobierno ruso desea establecer el comité de divisas. "Quince mil millones de dólares (unos 2,25 billones de pesetas) serían suficientes, según mis cálculos", declaró Soros. A pesar de la sustancial recuperación de la Bolsa de Moscú ocurrida el viernes, la mayoría de los diarios rusos y algunas agencias publicaron ayer artículos alarmistas, en los que prácticamente dan por hecho la devaluación. Si bien es verdad que en algunos bancos ha habido dificultades de liquidez y que ciertas cajas de cambio han querido aprovecharse de los temores de una devaluación del rublo, no se puede afirmar que sea general. Tampoco hay pánico entre la población, que mantiene la confianza en su moneda nacional.
Así lo ha podido comprobar este corresponsal. En cinco oficinas de cambio visitadas ayer había dólares, que se podían comprar a 6,7 o 6,8 rublos por unidad, muy por debajo de los 8 y 8,5 rublos por dólar que estaban pidiendo los bancos comerciales. La actividad era normal, sin que hubiera indicios de una demanda masiva de divisas. En cuatro de ellos no había cola, mientras que en el quinto, de las seis personas que la hacían, sólo dos querían divisas. En el Banco de Ahorros del barrio de Filí informaron de que sólo una persona había ido a cerrar su cuenta, y se le había dado el dinero de inmediato al tratarse de poco importe.
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