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Confinados en sus casas los chicos de Chicago culpados de asesinato

Un juez de Chicago que lleva el caso ha decidido enviar temporalmente a sus domicilios a los niños acusados de asesinar a una de 11 años a la que querían robar la bicicleta. Los dos chavales, de 7 y 8 años, dedicaron las seis horas de vista oral ante el juez a hacer dibujos en sus cuadernos. Deberán volver ante el juez el 28 de agosto.Los menores volvieron con sus familias en la noche del jueves, pero a ambos se les puso en la muñeca un sistema electrónico de seguimiento para garantizar que en ningún caso salgan de sus domicilios. El brazalete se ajusta a uno de los tobillos, pero tuvo que ser modificado para evitar que les quedara grande y se soltara.

El juez del tribunal de menores comunicó su decisión al término de la vista oral. "A pesar de la gravedad de las acusaciones contra ellos", reconoció el magistrado, "creo que no se puede encerrar a los niños". El juez también justificó su decisión en la ausencia de leyes que le permitan optar por otra vía: la legislación de Illinois establece en 10 años la edad mínima para el ingreso en un centro de reclusión de menores.

Eugene Pincham, abogado del niño de 8 años, aseguró que los pequeños se mostraron contentos al saber que podían volver casa, y anunció la intención de recurrir la orden de arresto domiciliario que pesa sobre ellos.

Pruebas psicológicas

Un equipo de psicólogos realizó un examen extenso a los niños para determinar el grado de conocimiento que tienen del crimen que presuntamente han cometido. Durante la vista oral dos psicólogos declararon ante el juez que, a tenor de los resultados, ninguno de los niños representaba una amenaza para nadie, y que por tanto debían volver a casa. El fiscal se opuso a la medida y pidió que fueran retenidos hasta que se hicieran más pruebas psicológicas.Los abogados de los sospechosos han anunciado también su intención de pedir que se anulen las declaraciones que ambos hicieron a la policía, dado que los padres no estaban presentes en el interrogatorio, como establece la ley. En un momento de la vista oral el abogado puso de pie en el banquillo al niño de ocho años y midió su estatura en presencia del juez: 1,28 metros. "Cualquier idiota puede ver que estos niños no lo hicieron", dijo a continuación.

El padre del acusado de 8 años mostró su satisfacción por la decisión del juez de enviarlos a sus domicilios, aunque criticó la orden que les obliga a llevar un brazalete electrónico de seguimiento.

Si finalmente los presuntos asesinos son declarados culpables pueden ser condenados a permanecer en un centro de reclusión de menores hasta que cumplan 21 años. Falta ahora por determinar qué se haría con ellos hasta que cumplan 10, la edad en la que pueden ser admitidos en un centro de ese tipo.

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