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El presidente electo de Paraguay mete en el Gobierno a tres hermanos

Pocas horas antes de la investidura de Raúl Cubas como presidente de Paraguay, hoy sábado, ha saltado una cierta alarma al saberse que Cubas tendrá en el Ejecutivo a tres de sus hermanos y a un sobrino. Su objetivo es crear un clan de apoyo que reduzca el poder en la sombra del ex general golpista Lino Oviedo. Una oscura trama de presunto espionaje sobre el futuro presidente demuestra que las relaciones entre ambos no son fluidas.

Cubas era el número dos en la candidatura del ex general Lino Oviedo, procesado por intento de golpe de Estado contra el presidente saliente. Al confirmar el Tribunal Supremo que la condena le inhabilitaba para todo cargo público, Cubas se presentó como candidato del Partido Colorado y prometió, si alcanzaba el poder, una amnistía para su progenitor político. Ahora, horas antes de la solemne ceremonia de traspaso de poder, han saltado chispas que sugieren que Cubas trata de desembarazarse de Oviedo, de evitar que éste se convierta en poder en la sombra.El nuevo Gobierno era una de las claves. La gente andaba expectante por saber cuántos oviedistas entraban en el Ejecutivo. Y la sorpresa fue mayúscula para todos. El presidente electo ha optado por crear su propio círculo de incondicionales, el llamado cubismo en la jerga popular. Nada mejor para ello que acudir a la propia familia. Tres hermanos y un sobrino han sido nombrados ministros.

El capitán retirado e ingeniero civil Carlos Cubas se encargará de la cartera de Industria y Comercio. Luis Cubas será el portavoz oficial de la presidencia. Emilio Cubas, asesor político (actualmente intentando articular un movimiento de apoyo al presidente electo independientemente de Oviedo). Gustavo Leite, sobrino del presidente Cubas, será el titular de la Secretaría Técnica de Planificación y uno de los máximos arquitectos de la política económica.

Otra prueba de la quiebra de relaciones entre Raúl Cubas y Lino Oviedo es el asunto del espionaje. En la mañana del jueves, la esposa del presidente electo, Mirta Gusinky, denunció en una radio local el pinchazo de los teléfonos de su marido y de sus cuñados. Y señaló con el dedo al presunto responsable: Ramón Centurión, el candidato mejor situado para presidir Antelco, la compañía telefónica local. Horas después, el propio Cubas minimizó el alcance de las acusaciones ("una red de rumores sin sentido") y ratificó su absoluta confianza en Centurión.

La rumorología de Asunción y algunos de sus analistas aseguran que fue el propio ex general Oviedo el que ordenó a su hombre de confianza -Centurión- el pinchazo de todos los teléfonos relacionados con Cubas como consecuencia de ciertas grietas en la relación entre el futuro primer mandatario y el golpista. El presidente saliente, Juan Carlos Wasmosy, también señala en la misma dirección: Oviedo es el culpable de estas maniobras.

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