El conservadurismo musical de Marijaia
Tras sesudos análisis y consultas, los responsables del apartado musical de la Aste Nagusia bilbaína, principal reclamo de las fiestas, han confeccionado una programación que únicamente satisface al público menos exigente, aquel que sólo aprecia el ronroneo de los amplificadores en estas fechas de obligada asistencia. Como quien luce modelito en Vista Alegre o acude irremisiblemente al teatro porque son fiestas. La selección de intérpretes no depara sorpresas. Faltan grandes nombres, artistas capaces de atraer a la villa, por sí solos, a gente de fuera del Gran Bilbao. Incluso teniendo en cuenta la preponderancia de artistas vascos, también llama poderosamente la atención el hecho de que casi todos los intérpretes hayan actuado en Euskadi a lo largo del último año. Dada la relevancia de las fiestas y su presupuesto (175 millones), podría esperarse algo novedoso, pero lo que se ofrece es poco más que un refrito de espectáculos ya vistos. Como es habitual, para evitar en lo posible que aitites, niños, jóvenes entregados a la parranda y pies negros coincidan, así como para crear rutinas, los diferentes espectáculos se han agrupado en distintas localizaciones y horarios. Si uno amanece fresco, puede dedicar cualquier jornada a darse un atracón musical que comenzaría a las 10.00 con la diana de txistularis y culminaría a altas horas de la madrugada en cualquier rincón de la ciudad. La plaza Santiago acogerá la improvisación de los bertsolaris, romería, baile de la era y folclor euskaldún. La Pérgola de Doña Casilda sustituirá a la barra del bar como auditorio de bilbainadas y, a la noche, congregará al público más talludito. En la Plaza Nueva se exhibirán a diario danzas autóctonas y hay programadas veladas dedicadas a la música étnica, el jazz, el flamenco, el son cubano y la canción de autor. La plaza del Gas dará cobijo a bandas vinculadas a diversas vertientes del rock. En el quiosco del Arenal tomarán asiento la Banda Municipal y diferentes orquestas, mientras que en la iglesia de La Encarnación resonará música clásica. Las verbenas se celebrarán frente al teatro Arriaga y el público más inquieto podrá acudir a Unamuno para descubrir nuevos valores entre los grupos locales. Apuestas Entre lo más interesante del cartel se encuentran Ketama, valor seguro que abarrotará la plaza del Gas (no en vano se embolsarán unos cinco millones); Ross, talentoso hacedor de pop murciano, el alabado espectáculo músico-teatral de Fermín Muguruza y Dut y la oportunidad de comprobar en qué estado ha escupido el túnel del tiempo a Golpes Bajos. En las previsiones de la plaza Nueva destacan Ismaël Lô, el Bob Dylan africano; el nonagenario sonero cubano Compay Segundo y la rehabilitada Remedios Amaya. En La Pérgola, los seguidores de Amistades Peligrosas podrán presenciar una de sus últimas actuaciones y Kepa Junkera volverá a demostrar su virtuosismo con la trikitixa. La mala fortuna ha querido que dos de los platos más atractivos del menú musical se hayan perdido en el trayecto de la cocina a la mesa. Asian Dub Foundation y Golden Gate Quartet han sido sustituídos por Slam DJ"s y Dyango, respectivamente. En cuanto a las novedades, estas giran en torno a la plaza del Gas, donde se instalarán una pantalla de 24 metros cuadrados y unos andamios que permiten colgar los equipos y mejorar el sonido. Finalmente, a Bilbao Reggae Splash, jornada dedicada desde hace siete años al reggae, se une el primer Bilbao Dance Club Festival, noche entregada a la música de baile que nace con vocación de continuidad.
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