Grietas, goteras y "okupas"
La corrala de la calle de La Palma ofrece una imagen de dejadez y abandono. El patio está completamente apuntalado, al igual que parte del tercer piso y la entrada a la escalera de la casa.La humedad ha hecho estragos en la estructura del edificio: las paredes están agrietadas, el suelo, levantado y las puertas se encuentran abombadas. Para que no falte de nada, también han hecho acto de presencia las goteras, sobre todo en la última planta. La mayoría de los pisos están ya abandonados.
"Todos los pequeños arreglos que hemos hecho en la casa nos los hemos pagado nosotros; si no, aquí no habría quien viviese", explica Eugenia Aguero, de 32 años. Eugenia vive con su marido y dos niñas pequeñas en un piso que no supera los 30 metros, como casi todos los de la finca.
A todos estos problemas, se les sumó hace tres años la presencia de algún que otro okupa, hasta que les denunciaron. "Se colaban por el patio y se metían en los pisos de abajo. Vivían sin agua ni luz y se meaban en los rincones, en los cubos, con un olor insoportable...", recuerda Eugenia. Al final, decidieron acabar con la presencia okupa tabicando parte del edificio.
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