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¿Habita el samaruc en el río Serpis?

Un ciprinodóntido de color pardo amarillento con reflejos azulados y verdosos por los flancos, pececillo que mide poco más de cuatro centímetros, ha motivado una denuncia de una asociación naturalista ante el Defensor del Pueblo Europeo y contra la Comisión Europea, en concreto, contra Georges Kremlis, jefe de unidad de la Dirección General XI de Medio Ambiente, Seguridad Nuclear y Protección Civil. ¿Por qué motivo un escamoso de costumbres esquivas, vida amenazada y nombre mítico en la ictiofauna valenciana, el samaruc, ha llegado a esta instancia europea? El Centro de Acuicultura Experimental (CAE), organización dedicada al estudio y conservación de especies en peligro de extinción, denuncia que la Comisión ha hecho caso omiso, al archivarlas, a todas las denuncias previas interpuestas por la asociación contra la Consejería de Medio Ambiente por hacer sueltas de trucha arcoiris en el Serpis, un río alicantino en el que, defienden, sobrevive a duras penas uno de los peces más amenazados de la fauna valenciana y española. Defienden los técnicos del CAE que, en primer lugar, está demostrada la presencia del samaruc en el río Serpis, y aportan citas científicas sobre capturas del singular animalillo en el cauce. En segundo lugar, argumentan que la Consejería de Medio Ambiente no ha cesado en los últimos años de hacer sueltas de la trucha arcoiris, "una especie exótica depredadora", en un río donde habita el samaruc, o Valencia hispanica (como es conocido en el mundo científico), "especie considerada prioritaria según la definición del artículo 1 de la Directiva 92/43/CEE del Consejo de 21 de mayo de 1992, relativa a la Conservación de los Hábitats Naturales y de la Fauna y Flora Silvestres". Sin embargo, las reiteradas denuncias de la asociación han sido archivadas desde 1993 porque las disposiciones de la Directiva Hábitas (así se conoce a esta normativa europea) sólo podían ser aplicadas por los estados miembros a partir de su entrada en vigor, el 6 de junio de 1994. Así, el responsable de Comisión Europea, Georges Kremlis, comunicó en mayo de este año a la asociación conservacionista que no podía constatar una infracción del derecho medioambiental comunitario puesto que, consultadas las administraciones españolas, éstas negaron que se hubiera producido "cualquier nueva introducción" después de 1993. Pero el CAE esgrime ahora pruebas de que Medio Ambiente ha realizado sueltas de la trucha arcoiris (una especie americana más adaptable que la trucha común, ya escasa en los ríos españoles) con posterioridad a la entrada en vigor de la directiva. En concreto, cita un documento firmado en mayo de 1996 por Pilar Máñez, entonces directora general del Medio Natural de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, en el que figuran tres sueltas en 1995 en los cotos de La Mina y la Font del Botero y otra en 1996 en la Desembocadura del Barranc de l"Encantà y en Cas Gori. En la consejería no niegan que se hayan producido nuevas sueltas de trucha arcoiris, "uno de los principales aprovechamientos piscícolas, muy habituales en la pesca deportiva en todas las comunidades autónomas y en todos los países de Europa". Lo que sí discuten es que el río Serpis se pueda considerar un hábitat para el samaruc. Los técnicos de la consejería explican que por sus condiciones esta especie está restringida a unas pocas lagunas litorales de la costa valenciana. "No son peces fluviales", afirman categóricamente, "son peces de cuencas endorreicas", es decir, de zonas de recepción de aguas superficiales o subterráneas. Explican que en origen la especie se circunscribía a una única y enorme marjal que escoltaba toda la línea costera desde Peñíscola hasta Pego. El retroceso y la fracción de esta zona húmeda supuso la diversificación genética, por aislamiento, del samaruc en distintas poblaciones. "Las distintas variedades están todas contadas, si se hallan fuera de estos enclaves es porque la especie ha sido introducida", explican en Medio Ambiente. Y aseguran que el samaruc, muy apreciado entre los acuariófilos, ha sido encontrado hasta en balsas formadas en antiguas canteras abandondas, donde "es imposible" que el pez haya llegado andando. También esgrimen un informe técnico, titulado Relaciones tróficas y espaciales entre truchas y ciprinodóntidos, elaborado por un experto del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el doctor Lobón-Cerviá, en el que "se demuestra" que no hay enlace trófico entre la trucha arcoiris y el samaruc, es decir que el pez grande no se come al chico sino que se alimenta de larvas de insectos. En segundo lugar, se argumenta que es imposible que en el Serpis haya samaruc y, en tercero, que los muestreos de campo tampoco han encontrado el diminuto pez en el río. Contra este informe, desde el CAE, esgrimen otros, también firmados por acreditados ictiólogos del CSIC, en los que se menciona la presencia del samaruc. También critican el método de captura usado en el informe de la consejería puesto que la pesca eléctrica no es eficaz con peces pequeños. Y recuerdan: "Para que una especie se dé por extinguida tienen que pasar 50 años". "Es imposible, y si lo han encontrado es que son ejemplares introducidos", argumenta un responsable de la Administración. Imposible, porque es un pez de aguas calmas y que ahora está confinado en los ullals, es decir en las zonas de aporte subterráneo que por tanto tienen el agua más limpia. "Es el pez más sensible a la contaminación de España, no soporta la contaminación orgánica y mucho menos la inorgánica", explica el experto, "y el Serpis, que por la contaminación industrial de Alcoy y Cocentaina ha estado de todos los colores, se ha considerado durante mucho tiempo el río más contaminado de la Comunidad Valenciana". En conclusión, el samaruc, "que no soporta ni una riada", no puede vivir en el Serpis, y si se introdujera no viviría ni dos minutos. Tan convencidos están, que retan al CAE a que demuestre que existe una población diferente, no introducida, de samaruc en tierras valencianas. El sistema es sencillo, hay patrones genéticos de todas las poblaciones de samaruc. Analizando un ejemplar se puede saber si su origen está en un ullal de Pego o en el marjal de Peñíscola. "Tráigame una muestra y yo la analizo, o se analiza en cualquier universidad europea", reta el responsable, "y si hay diferencias genéticas estamos dispuestos a reconocer que una población nueva vive en el Serpis". Por último, la asociación naturalista critica que, pese a disponer de una subvención europea de 170 millones de pesetas, la consejería no tenga un plan de recuperación de la especie. Y está obligada a tenerlo. "¿Cómo pueden invertir en la recuperación del samaruc si no tienen ningún informe científico que analice cuál es la situación actual de la especie?", se preguntan. En consejería reconocen este defecto, pero argumentan que todos los planes de recuperación de especies amenazadas están paralizada porque el Tribunal Superior de Justicia tiene paralizado el catálogo de especies amenazadas de la fauna valenciana. Entretanto, el ciprinodóntido pardo amarillento sobrevive como puede en la aguas más limpias de los ullals valencianos.

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