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El Gobierno asegura que Melilla será en octubre "infranqueable" para los inmigrantes ilegales

La Delegación del Gobierno en Melilla se apresuró ayer a quitar hierro al asunto de los 32 subsaharianos expulsados a Marruecos en la madrugada y aseguró que la frontera será "infranqueable" en octubre, cuando esté acabada la construcción de la nueva valla. La Guardia Civil aprovechó el mismo agujero de la alambrada fronteriza por el que esos 32 ilegales habían penetrado en tropel para expulsarlos 18 horas después, según fuentes de la policía local. Los melillenses que pasan a diario a Marruecos afirman que en el monte Gurugú hay docenas de subsaharianos en espera de saltar a España.

La brecha en la alambrada por la que unos 40 subsaharianos entraron a la carrera en suelo español en la madrugada del lunes estaba ya cerrada ayer por la mañana. Según un agente de la Guardia Civil que vigilaba la zona, ésta fue reparada "después de que el último de los 32 inmigrantes pasara de vuelta" a Marruecos. Un alto mando de la Guardia Civil en Melilla comentó que se les expulsó por ese punto "como manda la ley".Previamente a su expulsión a Marruecos, los 32 pasaron retenidos cerca de 18 horas en unas cocheras de la Guardia Civil, situadas en la carretera del aeropuerto, a escasos 300 metros de la frontera. El paso de estas 32 personas por España se limitó a una frenética carrera de dos kilómetros hasta la playa de la Hípica, su posterior detención y encierro en un local no preparado para albergar personas, y un corto viaje hacinados en vehículos todoterreno hasta el límite fronterizo.

Nada se sabe de lo que ha sucedido después con ellos en el país vecino. La Delegación del Gobierno en Melilla, encabezada por Enrique Beamud, se ha limitado a resaltar "el ámbito de colaboración y cooperación cada vez más estrechas" existente entre Marruecos y España para la lucha contra la inmigración ilegal. La Delegación del Gobierno tampoco facilitó ningún dato sobre las condiciones en las que se entregó a estas 32 personas en virtud de los tratados de readmisión y justificó su "sigilo" afirmando que la operación encaminada a lograr la readmisión de estas personas por Marruecos "fue delicada".

El agujero en el alambre de espino por donde al menos 40 subsaharianos irrumpieron en tropel el lunes está situado a poco más de 50 metros de un puesto policial en el que ondea una bandera del Reino de Marruecos.

En Melilla, muy pocos de sus habitantes confían en la efectividad de la valla doble de acero, de de cuatro metros de altura y de siete kilómetros de longitud, que actualmente no es más que un esqueleto desnudo, que supuestamente impermeabilizará la frontera. La construcción, que ejecuta la empresa Ferrovial, supondrá una inversión aproximada de 1.500 millones de pesetas y se complementará con sensores ópticos y acústicos, torretas y 70 cámaras de vigilancia.

José Alonso Sánchez, presidente de la Asoción Pro Derechos Humanos de Melilla, considera "inútil" este muro. "La necesidad es más lista que todas esas limitaciones que se están poniendo y [los inmigrantes] seguirán pasando como siempre", dijo.

La certeza de que hay muchas más personas esperando en Marruecos a pasar clandestinamente a España- y con la vista puesta en la endeble alambrada que hoy delimita la frontera entre ambos países- no basta para los habitantes de esta ciudad convertida en un polo de atracción como puerta hacia Europa. "Quieren entrar lo antes posible y como sea al ver que las obras siguen avanzando", comentó un funcionario policial.

El alcalde-presidente de Melilla, Enrique Palacios, pretende que este problema genere un debate a nivel europeo. "Si somos la frontera con Europa, deberán colaborar a solucionar la situación". Palacios no cree admisible que una frontera de tanta importancia estratégica para la Unión Europea esté vigilada como ahora por soldados de reemplazo. Los agentes de la Guardia Civil que se reparten el perímetro de la frontera por tramos son relevados cada mes. El pasado lunes se produjo la última guardia de los agentes enviados desde Zaragoza y Barcelona. Casi ninguno conocía Melilla ni Marruecos y no hablaban árabe.

Ceuta, fábrica de pateras

Pero no sólo Melilla afronta este problema. El responsable de la Capitanía Marítima de Ceuta, Pedro J. Fernández de Barrena, admitió a Servimedia que hay numerosos expedientes abiertos por la localización de pateras que se construyen sin licencia en esta ciudad. Añadió que la capitanía abrió el pasado año cerca de 60 expedientes por la localización de estas frágiles embarcaciones, que carecen de licencia y matrícula.Según Carmen Cerdeira, diputada del PSOE por Ceuta y exdelegada del Gobierno en esa ciudad, este negocio es "de dominio público". Fernández de Barrena, que reconoció que esta actividad es "muy conocida" en la ciudad, dijo que las pateras se fabrican en garajes y son muy fáciles de hacer porque "son embarcaciones de madera que tienen entre cuatro y seis metros de eslora, sin ninguna garantía de que se pueda o no navegar con ellas".

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