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El concilio anglicano rechaza las relaciones homosexuales

Las considera un pecado incompatible con el mensaje bíblico

Los obispos anglicanos reafirmaron ayer la línea dura que su doctrina mantiene respecto a la homosexualidad y la ordenación de sacerdotes gays. Con una amplia mayoría -526 contra 70, más 45 abstenciones- los obispos partícipes en el concilio extraordinario que se celebra en Canterbury, en el sur de Inglaterra, declararon la incompatibilidad de los actos homosexuales con los textos sagrados.

"El Viejo y Nuevo testamento condenan (las relaciones homosexuales) como un acto inmoral, como un pecado", defendió el obispo de Uganda, uno de los 750 obispos que han acudido de todo el mundo al concilio, en el transcurso de un acalorado debate. Esta radical interpretación contrastó con la llamada a la tolerancia por parte del grupo de obispos liberales."Hay gente que es homosexual en orientación y persigue tanto amor y compasión de la Iglesia como otros. Dios quiso a todo el mundo, no sólo a aquellos que él aprobaba", explicó Duncan Buchanan, obispo de Johanesburgo al presentar el documento Ser Humano Por completo.

Sus homólogos y portavoces de comunidades anglicanas de todo el mundo optaron, por una mayoría más elevada de lo previsto, por ignorar este consejo. Al contrario, la resolución final -en cuyas votaciones participaron 641 obispos- reitera el veto a la ordenación de sacerdotes gays activos y la prohibición de bendecir matrimonios entre personas del mismo sexo. "No hay lugar (dentro del anglicanismo) para las actividades sexuales fuera del matrimonio", confirmó el Arzobispo de Canterbury y cabeza de la Iglesia anglicana, George Carey, tras reconocer que el debate fue difícil y penoso.

Las decisiones del concilio, que se celebra cada diez años, reflejan exclusivamente las opiniones de los obispos y no sientan doctrina. No obstante, las resoluciones de tan importante sector de la Iglesia juegan un factor fundamental en la dirección que seguirá el anglicanismo en el futuro.

La condena absoluta de la homosexualidad fue criticada con severidad por los colectivos cristianos de gays y lesbianas que siguieron las sesiones de Canterbury. "Queremos que la Iglesia nos acepte como seres humanos, que permita las bendiciones de matriminios gays y la ordenación de hombres y mujeres homosexuales", señaló el portavoz del movimiento, poco antes de que se hiciese pública la votación.

El anterior concilio, celebrado en 1988, estuvo marcado por la polémica sobre la ordenación como obispos de mujeres. Tras el éxito logrado en aquella reunión -actualmente hay 13 mujeres obispos- las comunidades de gays y lesbianas confiaban en que la Iglesia anglicana -que cuenta con unos 70 millones de seguidores en unos 160 países y que permite el matrimonio a sus pastores- se pronunciase a favor de su causa. Era la primera vez en la historia de esta Iglesia que se abordaba el tema de la homosexualidad.

El debate, que se ha prolongado durante tres semanas, ha enfrentado a los obispos liberales -principalmente procedentes de EEUU y países euro-peos- a los que consideran la homosexualidad "un pecado", generalmente los representantes de países de Asia, Latinoamérica y África.

Un reciente estudio de Amnistía Internacional advertía la proliferación de actitudes homofóbicas en todo el mundo. "Los homosexuales sufren agresiones cotidianas en 150 países", asegura este informe al subrayar que sólo trece Estados, entre ellos España, cuentan con leyes antidiscriminatorias.

"Ser gay está prohibido y sancionado con penas de hasta ocho años de cárcel en 83 países", añade el informe.

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