_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un veterinario reconquista a la vaquera

Margot Molina

En los bares de Hinojosa del Duque, municipio cordobés ubicado en pleno valle de Los Pedroches, lo que más se despacha estos días no son las generosas tapas de jamón, ni su renombrado relleno, sino las entradas para las tres representaciones de La vaquera de la finojosa. Nadie, ni uno solo de los 8.500 habitantes del pueblo, quiere perderse la obra que, basada en los versos del mismo título, rememorará el acontecimiento más importante de su historia o, por lo menos, el que le ha dado más fama: la visita en 1440 de Iñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana, y su repentino enamoramiento de una vaquera del lugar. Del encuentro nació la serranilla más conocida de la literatura española: La vaquera de la Finojosa, ésa que -hasta no hace mucho- todos los niños aprendían de memoria en la escuela. La otra razón de tan repentina afición al teatro es que las 150 personas que intervienen en el montaje -que se estrenará mañana y podrá verse hasta el domingo- son todos vecinos de Hinojosa. Salvo el autor del texto que recrea el paso del Marqués y su séquito por el lugar, el dramaturgo cordobés Francisco Benítez, y los directores del montaje, Francisco García Torrado y Mercedes Castro; el resto son convecinos de la bella vaquera de la Finojosa que "en un verde prado de rosas e flores" no sólo guardó el ganado, sino también su honra. Actores, músicos, bailarines, figurantes, caballistas y hasta el diseñador del vestuario, todos son nuevos en la profesión. El que más, había protagonizado alguna comedia en grupos de aficionado y la mayoría no ha visto una obra en su vida. "La gente se trae mucho cachondeo conmigo, sobre todo porque cada día me pongo el parche en un ojo distinto", comenta, entre tímido y orgulloso, Francisco Sánchez Montenegro a quien le ha tocado interpretar al gruñón del posadero. La vaquera de la Finojosa. Retablo para un teatro popular se estrenará mañana en la plaza del pueblo para conmemorar el VI centenario del nacimiento de Íñigo López de Mendoza, en un gran escenario al aire libre con la catedral del siglo XVI como telón de fondo y ante 2.000 espectadores. Ya están casi todas las entradas vendidas para los tres días; la única opción para los rezagados estará en los balcones y azotes de los alrededores. Aun sin haberse estrenado, la representación se ha convertido en un gran acontecimiento para un pueblo ávido de novedades y el concejal de Cultura de Hinojosa, Matías González, ha pensado ya en representarla anualmente, para atraer visitantes a la comarca. Además de música en directo, compuesta por el cantautor local Miguel Cerro, en el montaje aparecen una veintena de caballos, con sus jinetes, un rebaño de ovejas y, cómo no, vacas, aunque éstas están siendo las más problemáticas del reparto. "Nadie sabe cómo van a reaccionar con el público y las luces. No están acostumbradas a moverse del establo", dijo preocupado el director la madrugada del pasado martes durante el primer ensayo completo.

"Las vacas no me dan miedo"

Pepi Castelo, de 31 años, es auxiliar administrativo en una empresa de la construcción, pero este año se ha convertido en la heroína del pueblo: tiene la responsabilidad de representar a la vaquera de la Finojosa, aquella joven de la que el Marqués de Santillana se enamoró hace seis siglos. "Las vacas no me dan miedo, pero no sabemos cómo van a reaccionar con la gente delante", dice Pepi, que puede que tenga que ejercer de vaquera de verdad.

"Ahora el Marqués lo tendría crudo"

Es veterinario, tiene 33 años y muchas más cosas de qué hablar con una vaquera que las que podría tener, en su día, el Marqués de Santillana. "Ahora el Marqués lo tendría muy crudo; no hay vaqueras, sino ordeñadores automáticos en la cooperativa Covap", dice Vicente Fernández, que se ha dejado perilla para interpretar al famoso guerrero y poeta y a quien no se le dan nada mal declamar octosílabos en el escenario.

"La gente se trae un cachondeo bueno"

Francisco Sánchez Montenegro, 26 años y fontanero, se lo tenía muy callado. "No le he dicho a casi nadie que iba a interpretar al posadero y ahora la gente se trae un cachondeo bueno", comenta mientras se prepara para mandar a tomar viento al mayordomo del Marqués -primera escena de la obra en la que el séquito del noble guerrero entra al pueblo-. "Estoy acostumbrado a obras cómicas y decir el verso me cuesta", añade.

"Lo más difícil es que todo encaje durante las dos horas del espectáculo"

Después de siete largos meses de idas y venidas al valle de Los Pedroches, para conseguir que los vecinos-actores de Hinojosa aprendan a decir el verso, los dos directores de la obra se enfrentan a lo más duro: hacer que cada pieza encaje en el rompecabezas. Recitar los octosílabos que Francisco Benítez ha escrito respetando la formas de la poesía del siglo XV pero actualizando el lenguaje de forma, es ya "pan comido". Ahora, Francisco García Torrado y Mercedes Castro -ambos directores del grupo cordobés La Buhardilla- tienen que hacer que 150 personas, entre las que se encuentra un grupo de baile y otro de música, 20 caballos, un rebaño de ovejas, un par de vacas y hasta una panda de niños entren en escena a tiempo. "Lo más difícil es mover a los grupos, que todo encaje durante las dos horas que dura el espectáculo", comenta García Torrado, quien tiene en su elenco de actores y figurantes a vecinos de Hinojosa de todas las edades, desde los cuatro a los 65 años. "Para el casting se hizo una convocatoria pública y seleccionamos a los personajes por su físico, ya que ninguno era actor. Se presentaron más de 300", dice Mercedes Castro. Este retablo popular viviente, que tiene locos a los dos responsables de La Buhardilla, es el juguete de todo el pueblo. Rocío Jiménez, de 13 años, es una de las danzarinas que interpretan una versión de la tradicional jota de Hinojosa, hace de moza lavandera y, además, tiene texto; pero si le preguntan qué hace en la obra sólo dice: "Cachondeo".

"Me ha tocado hacer el gracioso"

A Antonio Ripoll, 52 años y profesor de Educación Física en uno de los dos institutos de Hinojosa, le ha tocado "hacer de gracioso". Es el mayordomo del Marqués y su hombre de confianza. "El posadero y yo presentamos los platos más típicos del pueblo, como el relleno, el hornazo de fideos o el rin-ran", adelanta Antonio Ripoll que, como es mayordomo, no acierta con los ingredientes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_