Cierre de exposición
El sábado 18 de julio, alegre y satisfecho, me acerqué hasta el real monasterio de San Lorenzo de El Escorial para ver la exposición sobre Felipe II y su tiempo. Serían sobre las cinco de la tarde cuando cruzaba el patio de Reyes y llegué a la taquilla, pagué 700 pesetas por la entrada y comencé a ver esta interesante muestra. Hasta las 18.45, más o menos, todo iba bien, pero a partir de esa hora comenzaron a pasar por las salas los vigilantes jurados con las emisoras de radio a todo volumen, impidiendo que la treintena larga de visitantes nos pudiéramos concentrar en lo expuesto.Pocos minutos después comenzaron a seguirnos tanto los empleados como los vigilantes jurados, en una actitud de echarnos con prisas de la exposición. Al intentar acceder a una sala, se me prohibió el paso porque ya se estaba de cierre. A las 18.55, un vigilante nos metió prisa diciendo: "Vamos, señores, que a las siete tenemos que cerrar". Todo esto ocurrió cuando llevábamos visitada media exposición.
Para rematar, y cuando estábamos en una de las salas, uno de los empleados apagó las luces de la sala, aviso inequívoco de que la treintena larga de visitantes deberíamos marcharnos. Yo me disgusté y comenté a alguno de los empleados que aún no había terminado de ver la exposición y que me dieran un pase para el día siguiente, pero no pareció importarles demasiado.
No entiendo, y protesto enérgicamente por ello, cómo se organiza una exposición tan interesante y que fue inaugurada por los reyes de España, y cuando llega la hora de cerrar se, nos obligan a marcharnos y dejar de verla. Si acaso el acceso hubiera sido gratuito, casi lo podría haber entendido, pero siendo de pago, sí que no lo comprendo. Alguien con responsabilidad debería dar una explicación a este desagradable asunto; mucho me temo que está ocurriendo con frecuencia.
En fin, otro día iré a San Lorenzo de El Escorial a terminar de ver la exposición, pagaré de nuevo la entrada y, aunque trataré de acceder a ella con la suficiente antelación, espero que no se me obligue a marcharme sin poder terminar de verla.- .
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