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Italia hace frente al motín de inmigrantes ilegales llegados masivamente a sus costas

Los inmigrantes ilegales norteafricanos, que llegan masivamente este verano a Italia y se resisten a ser repatriados, protagonizaron ayer varios conatos de fuga y revueltas en los centros de acogida, mientras las autoridades se ven impotentes ante la falta de cooperación de sus países de origen. Italia y Túnez se hallan al borde de una grave crisis diplomática después de la muerte de cinco clandestinos tunecinos al incendiarse un barco el pasado lunes cerca de Génova. Ayer, unos 150 ilegales prendieron fuego uno de los albergues de acogida en la isla de Lampedusa.

Una veintena de tunecinos y marroquíes y una docena de agentes de la policía resultaron heridos durante la trifulca que estalló en la madrugada de ayer en uno de los centros de acogida de Lampedusa cuando las fuerzas del orden trataban de apagar las llamas. Los inmigrantes provocaron el incendio con la intención de emprender luego la fuga. Veinte del centenar de clandestinos que inició la huida fueron detenidos.El Gobierno italiano se ve cada vez más impotente para detener el flujo de ilegales. Cerca de 3.000 inmigrantes clandestinos, en su mayoría tunecinos, han llegado este mes al sur de Italia, en especial a las islas de Lampedusa y Pantelleria, cerca de Sicilia, donde son temporalmente albergados en centros de acogida.

"Los inmigrantes están bien, no muestran señales de tensión y preguntan cuándo quedarán libres para ir a Europa. No saben que serán repatriados", declaró ayer Fabio Evangelisti, jefe de una delegación parlamentaria que visitó uno de los albergues de refugiados de Lampedusa.

El fuerte calor, el hacinamiento y la incertidumbre han provocado en los últimos días disturbios en estos lugares. El pasado fin de semana estalló una revuelta por parte de los 300 ilegales instalados en un centro de detención de la ciudad siciliana de Agrigento.

Pese a los acuerdos suscritos con Túnez y Marruecos, las autoridades italianas reconocen tener problemas para que los Gobiernos de esos dos países norteafricanos cumplan con sus compromisos y sospechan que son ellos quienes están alentando el éxodo.

La situación es más grave con Túnez por la muerte, el pasado lunes, cerca del puerto de Génova, de cinco inmigrantes tunecinos en un incendio declarado en un carguero italiano. Los clandestinos se habían embarcado en su país, pero fueron descubiertos más tarde por la tripulación y encerrados en una cabina. Murieron por asfixia.

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El incidente ha suscitado perplejidad y no son pocos quienes se interrogan por qué las autoridades portuarias tardaron tanto en sofocar las llamas. Ha sido abierta una investigación policial y judicial al respecto. La prensa tunecina ha publicado comunicados de varias organizaciones no gubernamentales locales que califican de "sospechosas" las muertes y piden al Gobierno italiano que investigue hasta el final el suceso y depure responsabilidades en el caso de que las hubiera.

Falta de colaboración

Italia, a su vez, se queja de la falta de colaboración de Túnez en identificar a sus ciudadanos y en impedirles la salida. El embajador italiano fue convocado por las autoridades de ese país para expresar su doble disgusto por el suceso de Génova y la transmisión por el primer canal de la RAI de una entrevista con el dirigente integrista Rachid Gannuchi, condenado por terrorismo, desde su exilio en Londres. Los tunecinos han decidido en represalia oscurecer la emisión en su territorio de la televisión estatal italiana, cuyos programas son vistos asiduamente en el país. El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Lamberto Dini, ha manifestado que rechaza la "lógica de la polémica y enfrentamiento que parece buscar Túnez" e intenta impedir que se suspenda la reunión de la comisión mixta bilateral, prevista para el próximo 5 de agosto, en la que se hablará de cooperación para impedir la inmigración ilegal.

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