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Joaquim Tosas advierte que el puerto barcelonés tiene tres años de vida si no se desvía el Llobregat

Joaquim Tosas, presidente del Puerto de Barcelona, advirtió ayer que si las obras del plan del Delta, específicamente el desvío del Llobregat, no se llevan a cabo, el futuro del puerto está en peligro. Tosas aseguró que la falta de espacio es en estos momentos la espada de Damocles que pende sobre todo el proyecto de ampliación, y añadió: "Sin el desvío del Llobregat, tenemos dos o tres años de vida". El plan estratégico contiene 90 proyectos para realizar en los próximos tres años. El objetivo es convertir Barcelona en el principal puerto del sur de Europa.

El plan estratégico incluye los proyectos de expansión del puerto de Barcelona para los próximos 12 años: 1998-2010. Tosas explicó ayer que el documento, consensuado con los operadores portuarios, que le acompañaron para avalar esta afirmación, parte de una serie de trabajos y reflexiones sobre la situación presente de las instalaciones. A partir de ellos, de la detección de los puntos fuertes y los débiles del puerto, se elabora el proyecto de futuro. El futuro quiere ser, dijo Tosas, barcelonés. Es decir, el puerto de Barcelona y de su área de influencia debe ser el más importante del sur de Europa y de todo el Mediterráneo. Para ello debe consolidar su primera área de influencia (Cataluña y Aragón) y ampliarla al resto de la península Ibérica, el sur de Francia, el norte de Italia y el Magreb, además de ser el principal punto de contacto con el Extremo Oriente y con los países del cono sur americano. Tosas quiere que Barcelona sea un puerto europeo y, para ello es imprescindible contar con una vía de ancho internacional que reduzca los costes de transporte con el norte y el centro del continente. El plan estratégico recoge, como uno de los puntos débiles del puerto, la falta de una conexión ferroviaria de este tipo. Pese a ello, afirmó Tosas, disponer en este momento de una vía de ancho internacional no sería una ventaja especial para el puerto, ya que lo único que haría sería multiplicar la demanda hasta un punto en el que no podría ser cubierta. "Si tuviéramos ancho internacional", dijo Tosas, "el crecimiento del puerto sería espectacular, los costes serían mucho menores y seríamos más competitivos, pero quedaríamos colapsados. Nuestro primer problema es el espacio, y sin el desvío del Llobregat no podemos crecer más". Si el calendario se cumple, en cambio, el futuro es prometedor. Ello exige que este mismo año se liciten las obras del desvío y que el ancho internacional llegue al puerto en el año prometido: el 2004. Entre los aspectos positivos, el plan estratégico destaca la disposición de un "hinterland industrial y comercial de los más importantes del Mediterráneo", que se refleja en el hecho de que el 84% del tráfico exterior del puerto se genere en Cataluña; una ventajosa posición geoestratégica, y una satisfactoria posición competitiva, con buena tecnología y logística. Los principales puntos débiles son la falta de accesibilidad al mercado peninsular y europeo (sólo el 4% de la carga general de las comunidades autónomas españolas, excluidas Cataluña y Aragón, sale por el puerto barcelonés); la falta de conexión mar-tren; la saturación de las conexiones entre la estación de Can Tunis y la red general, y una oferta de servicios de radio geográfico limitado y poco integrada que hace que Cataluña pierda el 70% del comercio español con Extremo Oriente y el Mediterráneo. Todo esto dibuja la necesidad de un crecimiento en materia de infraestructuras ferroviarias y de carretera, dado que se ha llegado "al agotamiento del modelo actual de planificación del puerto" y que éste "necesita crecer tanto por el lado del mar como por las infraestructuras portuarias y por los accesos terrestres".

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