Andalucía protege 28.335 hectáreas marinas como Lugares de Interés Comunitario Las medidas de conservación afectan a ocho hábitats del litoral

Las amenazas que se ciernen sobre el medio marino han impulsado a las autoridades comunitarias a recoger en un inventario los hábitats naturales de interés y a promover la creación de zonas de especial conservación. Andalucía ha presentado ocho espacios de su litoral, que ocupan 28.335 hectáreas, para catalogar como Lugares de Interés Comunitario. Sólo Canarias, Baleares y la Comunidad Valenciana superan o igualan el área que se protegerá en el medio costero andaluz para preservar especies como la posidonia oceánica, la foca monje, el delfín mular o las praderas de Zoostera marina.

La Consejería de Medio Ambiente ha seleccionado cinco áreas, que ya contaban con protección al estar incluidas en la red de espacios naturales catalogados. Son los casos de Doñana, Cabo de Gata-Níjar (Almería), Breña y marisma de Barbate (Cádiz), Bahía de Cádiz y los acantilados de Maro-Cerro Gordo, en Granada y Málaga. De ellos, la superficie marina más extensa corresponde al Cabo de Gata-Níjar, que casi aporta la mitad de todo el área andaluza, con 12.322 hectáreas. Otras 4.670 hectáreas corresponden al medio marítimo de Doñana. Como zonas que carecían de figuras de protección hasta el momento se han incorporado tres hábitats: los fondos marinos de la Bahía de Cádiz (824 hectáreas), los fondos marinos de Punta Entinas-Sabinar, en Almería (742 hectáreas) y los fondos marinos del Levante almeriense (6.315 hectáreas). El 70% de la superficie andaluza seleccionada pertenece al litoral de Almería, lo que, según la Consejería de Medio Ambiente, "da idea de la importancia de ésta frente a la conservación de los hábitats y especies y la biodiversidad marina, en general". La tipología de hábitats, seleccionados por la Consejería de Medio Ambiente, se caracteriza por la presencia de comunidades de fanerógamas marinas. Los tres ecosistemas son fondos marinos arenosos cubiertos por aguas poco profundas, que protegen praderas de Zoostera marina y Cymodocea nodosa; fondos de posidonia y fondos litorales fangosos, emergidos con marea baja, donde viven colonias de Zoostera noltii. En estos espacios se ha observado, además, la presencia de mamíferos marinos como la foca monje, el delfín mular o el quelónido tortuga boba. Los criterios atendidos para realizar la selección responden a los establecidos en la Directiva Hábitats, de la Comisión Europea, y en el Real Decreto 1193/98, del 12 de junio, mediante el que el Ministerio de Medio Ambiente fija las medidas para garantizar la biodiversidad, a través de la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres. La gran contribución almeriense reside en los bosques submarinos de posidonia oceánica, el endemismo (especie exclusiva) vegetal más importante del Mediterráneo. La posidonia oceánica es una planta -no un alga- con flores, hojas, rizomas y raíces, que favorece la retención de sedimentos y amortigua la erosión costera. El estado de las praderas, que ocupan más de 12.000 hectáreas, es excelente desde el Cabo de Gata hasta el límite con Murcia y están consideradas las mejor conservadas de la costa mediterránea peninsular. Planta multiusos La Posidonia oceánica, lijo para los habitantes del litoral levantino almeriense, es una planta exclusiva del mar Mediterráneo, con una larga historia. El Papa Julio III dormía sobre un colchón, rellenado con hojas secas de la planta, para evitar picaduras de chinches. Los comerciantes venecianos también recurrían a la posidonia para embalar sus vidrios. En Egipto descubrieron sus usos medicinales para combatir dolencias de piel o garganta, a los que se añadían propiedades astringentes. Y tiene una gran efectividad para combatir el acné, si se dejan macerar hojas frescas en agua de mar. En su ecosistema natural, esta fanerógama actúa como una eficaz barrera para frenar la regresión de las playas, además de ofrecer un refugio ideal para numerosas especies pesqueras.