La ejecución de obras hidráulicas condiciona el reparto de agua del Júcar

Sólo habrá agua para todos los usuarios de la cuenca del Júcar si se invierten los tres cuartos de billón que cuestan las obras hidráulicas que permitirán aprovechar el caudal con la máxima eficacia. Pero el secretario de Estado de Aguas, Benigno Blanco, y el consejero de Obras Públicas, José Ramón García Antón, han reiterado en los diversos foros internacionales sobre el agua que se han celebrado en Valencia cuál es la política hidráulica del PP: las grandes inversiones públicas se han acabado; el que quiera agua sin tener que esperar hasta que haya un hueco en los presupuestos tendrá que pagarla. Con esta filosofía nace la Sociedad Estatal Aguas de la Cuenca del Júcar, SA, que, al igual que sus homólogas de otras cuencas hidrográficas, se encargará de buscar financiación privada para algunas de estas infraestructuras. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Juan Manuel Aragonés, avanzó ayer que los primeros usuarios dispuestos a sufragar parte de las obras necesarias son los del río Vinalopó y los del Camp de Túria. En esta última comarca, Aragonés precisó que hay que resolver "problemas importantes" en los regadíos desde Benagéber a Riba-roja. La aprobación del plan del Júcar, como los otros 11 planes de cuenca, es un requisito previo para elaborar el Plan Hidrológico Nacional. El del Júcar reparte los 3.194 hectómetros cúbicos de agua disponibles cada año en un área de unos 43.000 kilómetros cuadrados. Un área que comprende el 90% del territorio valenciano, el sur de Aragón, el Este manchego y varios municipios catalanes. El reparto debe saciar la sed de 4.127.563 personas y 370.000 hectáreas de regadío. Las demandas de agua (3.217 hectómetros anuales) superan ligeramente los recursos disponibles (3.194). El 71% del caudal se destinará a uso agrícola, el 17% a consumo urbano, el 8% se reservará como caudal ecológico de los ríos y el 4% restante será para industrias. Aragonés aseguró que el plan garantiza el consumo humano para los próximos 20 años. Incluidos los turistas, que equivalen a una población adicional de 700.000 habitantes. El plan reserva seis metros cúbicos por segundo para el área metropolitana de Valencia (el doble del caudal actual). Sagunto y Albacete contarán con un metro cúbico cada uno. Prioridad histórica Pero el principal escollo de la negociación fueron los regadíos manchegos y valencianos. El plan concede "prioridad" a los regadíos históricos de La Ribera, que recibirán 750 hectómetros. El resto de riegos en la cabecera y los tramos medios del Júcar y el Cabriel tendrán otros 40 hectómetros, mientras que la zona regable del Canal Júcar-Turia se abastecerá con 95. Los regantes manchegos dispondrán de 320 metros cúbicos anuales del acuífero de la Mancha oriental y otros 80 de aguas superficiales para reducir los bombeos de agua subterránea. Se reservan 120 hectómetros cúbicos anuales para paliar el déficit hídrico. La mayoría irá, a su hora, a la zona del Vinalopó. Aragonés explicó que el próximo lunes se reunirá con los responsables de Iberdrola para acordar la expropiación por mutuo acuerdo de la central hidroeléctrica de Millares. Cuando esté desmantelada, después del verano, se podrá llenar hasta el tope la presa de Tous, lo que permitirá embalsar más agua. De cualquier forma, el presidente de la CHJ aclaró que en caso de emergencia llenarían la presa hasta el límite, aunque se inundara la central. El plan garantiza, según destacó Aragonés, la protección contra grandes avenidas de agua, los caudales ecológicos de los ríos y la conservación de la vegetación de ribera y las zonas de gran valor medioambiental. El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, afirmó ayer en Altea (La Marina Baixa) a Efe que el plan "garantiza los recursos hídricos" de la Comunidad y "posibilita el desarrollo de una serie de infraestructuras importantísimas". En cambio, el diputado socialista Hermenegildo Rodríguez dijo a esta agencia que el plan se limita a ordenar los recursos de la cuenca y que el déficit hídrico del territorio valenciano sólo se resolverá en el Plan Hidrológico Nacional, con hipotéticos trasvases.

El Plan Hidrológico del Júcar ha recibido alabanzas de la mayoría de las asociaciones agrarias de Valencia, Alicante y la Mancha oriental. También contenta al sector turístico y al industrial. Los gobiernos autonómicos y el central han zanjado sus discusiones. Pero el plan deja sin resolver la escasez de agua del norte de Castellón. El texto se limita a decir que "los actuales problemas de intrusión y sobreexplotación" que padece la plana de Vinaròs-Peñíscola, así como la consolidación de regadíos y los incrementos de la demanda "deberán atenderse con recursos cuyas características y procedencia serán determinados, en su caso, por el Plan Hidrológico Nacional". El caudal necesario se cuantifica en 100 hectómetros cúbicos anuales. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Juan Manuel Aragonés, dijo que no le corresponde al plan del Júcar solicitar que esta aportación se realice con un trasvase del Ebro.