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Más de 30 muertos a causa de las inundaciones al este de Eslovaquia

Más de 30 personas han muerto a causa de las inundaciones en el este de Eslovaquia. Según comunicados oficiales, el número de víctimas puede duplicarse. El miércoles, 400 soldados, policías, bomberos y voluntarios, con ayuda de helicópteros y camiones, continuaban las operaciones de rescate, aunque ya sin esperanzas de encontrar con vida a alguno de los 45 desaparecidos. También en Austria crece la desesperación al no haber sido rescatados los 11 mineros sepultados hace seis días en Lassing.

La mayor parte de las víctimas en Eslovaquia son niños de las etnias gitanas sinti y roma, asentadas en las regiones de Sabinov y Presov en frágiles viviendas de madera. Mientras dormían en la noche del lunes al martes fueron sorprendidos por las masas de agua, que se formaron en el espacio de cuatro horas. Con las lluvias torrenciales, el río Mala Svinka y otras corrientes se salieron del curso, las corrientes demolieron casas enteras y puentes, arrancaron árboles, arrastraron automóviles y lodo. Se destruyeron al menos 20 poblados y otros dos pueblos quedaron incomunicados. En total, 3.500 habitantes de la región fueron trasladados a refugios provisionales.Se cortó la corriente eléctrica y el suministro de gas y agua potable se colapsó. La radio transmitió un llamamiento del Ministerio de Trabajo, en el que se solicita a los empresarios dar de baja a los empleados para que puedan, en las próximas semanas, iniciar la restauración de sus viviendas destruidas. El Gobierno constató pérdidas por valor de más de 4.000 millones de pesetas.

Sexto día sepultados

La desesperación se extiende en toda Austria, seis días después del derrumbamiento de la mina subterránea de talco en Lassing, al sur de Austria, donde quedaron sepultados 11 mineros sin probabilidad de supervivencia. Las víctimas no han podido ser rescatadas porque el suelo continúa cediendo, y el cráter de ocho hectáreas, resultante del desmoronamiento, se ha inundado de 20 millones de litros de agua.Por temor a que el cráter, que ya se ha tragado tres edificios, se hunda unos 100 metros más, los equipos de socorro han interrumpido su labor repetidas veces. Se intenta introducir una bomba que extraiga el agua, para acercarse a las cavidades donde están las víctimas, a 60 y 130 metros bajo tierra. Las mediciones geofónicas, con las que se registran en el subsuelo indicios de latidos o de respiración, no han dado ninguna señal de vida.

Cada vez son más los que exigen que alguien asuma la responsabilidad. También son causa de irritación las torpezas cometidas durante la operación de rescate, en la que ya han sido sustituidos dos directivos.

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